Robert Miller (Richard Gere) prueba que el detective Bryer (Tim Roth) manipuló la foto que supuestamente probaba que Jimmy (Nate Parker) tomó la autopista para recoger a Miller la noche del accidente de coche que mató a Julie. El caso contra Jimmy se desestima en la corte. Sin el testimonio de Jimmy, no hay pruebas reales de que Miller condujera el coche, y no puede ser arrestado o procesado.

Miller se las arregla para vender su compañía por una gran ganancia. Es capaz de devolver el préstamo de 400 millones de dólares que pidió, y cree que todo está bien.

Sin embargo, Brooke, la hija de Miller, se ha dado cuenta de que cometió un fraude para completar la venta, y ha perdido todo el respeto por él. Peor aún, la esposa de Miller, Ellen (Susan Sarandon) ha descubierto que él fue responsable de la muerte de Julie, y decide chantajearlo. Ella exige el divorcio, y le presenta a Miller un acuerdo de divorcio que le dará todo su dinero a su organización de caridad, dejándolo sin nada. Si él no está de acuerdo, ella le dirá que no le dé una coartada para la noche de la muerte de Julie.

Miller se niega airadamente a firmar este acuerdo, pero sabe que no tiene otra opción que hacerlo. Al final de la película, Miller es el invitado de honor en una recaudación de fondos para la investigación del cáncer. Su hija, que ahora lo odia, lo presenta de forma cálida y halagadora, y su esposa, que también lo odia, finge aplaudir. Miller puede deleitarse brevemente con la admiración de la alta sociedad, pero ha perdido a su familia, y probablemente pronto perderá todo su dinero.