Final de El hombre de Mackintosh
(1973)Final de El hombre de Mackintosh (1973)
"Sólo MacKintosh puede salvarlos, pero MacKintosh está muerto."
Título original: The MacKintosh Man
Sinopsis
Joseph (Paul Newman), un agente del Servicio de Inteligencia Británico, huye de la cárcel con un espía. Su misión consiste en infiltrarse en una red de espionaje para identificar y denunciar a sus miembros.
John Huston
Director
Oswald Morris
Fotógrafo
John Foreman
Productor
Reparto principal
Paul Newman
Dominique Sanda
James Mason
Harry Andrews
Ian Bannen
Michael Hordern
Como acaba El hombre de Mackintosh
Joseph Rearden, un agente de la inteligencia británica, llega a Londres y se cita con Mackintosh, el jefe de su organización, en una discreta oficina situada justo al lado de Trafalgar Square. Mackintosh y su ayudante, la señora Smith, le informan de una forma sencilla de robar diamantes que se transportan a través del servicio postal para evitar la atención. Así lo hace, aparentemente saliendo airoso después de golpear a un cartero, y escapando con el paquete lleno de diamantes. Sin embargo, esa noche, en su habitación de hotel, recibe la visita de dos detectives de la Policía Metropolitana que han recibido una llamada anónima avisándoles del robo. No les convence la pretensión de Rearden de ser un inocente australiano recién llegado a Londres.
El juez del juicio se enfada por no haber podido recuperar los diamantes robados de Rearden, que cree que los ha escondido en algún lugar, y le condena a veinte años de cárcel. Rearden es enviado a la prisión HM de Chelmsford. Poco a poco empieza a mezclarse con los demás presos y se le asignan tareas de lavado de ropa. Pocos días después de su ingreso, conoce a Slade, un antiguo agente de la inteligencia británica que se encuentra en régimen de alta seguridad tras haber sido descubierto como topo del KGB. Hace preguntas inocentes a sus compañeros sobre Slade, pero no se sabe mucho de él.
Unas semanas más tarde, se le acerca un recluso bien hablado que le ofrece actuar como intermediario con una organización que puede sacarlo de la prisión a cambio de una gran parte de los diamantes robados. Están acostumbrados a ayudar a escapar a los presos y tienen planeada otra salida en breve, a la que puede unirse, si está dispuesto a poner el dinero, a lo que accede. Dos días después se organiza una distracción y se lanzan bombas de humo por encima de los muros. Utilizando la cortina de humo, Rearden y un compañero de prisión, que resulta ser Slade, son elevados por encima de los muros mediante una red de carga y conducidos a gran velocidad. A continuación son drogados mediante una inyección y llevados a un lugar secreto, en algún lugar de la campiña salvaje y desierta. Cuando Slade y Rearden se despiertan, les dicen que los mantendrán allí durante una semana hasta que se calme la caza.
En Londres, Mackintosh vigila discretamente los progresos de Rearden. Su entrada en prisión ha sido una operación encubierta planeada para hacer desaparecer a la organización. Ahora se pretende hacer una redada, reunirlos y devolver a Slade a la cárcel. Tras un discurso en el que se ataca la gestión de la fuga de Slade por parte de un viejo amigo y camarada de guerra, Sir George Wheeler MP en la Cámara de los Comunes, Mackintosh se acerca a él y le aconseja que sería mejor permanecer en silencio o arriesgarse a quedar en evidencia. Sin embargo, Wheeler, a pesar de hacerse pasar por un derechista acérrimo y patriótico, es en realidad un comunista y un agente del KGB. Inmediatamente avisa al jefe de la organización donde está retenido Rearden. Mackintosh había sospechado de Wheeler y había aprovechado su encuentro para intentar descubrirlo. Antes de que Mackintosh pueda actuar, es atropellado por un coche y muere poco después.
Mientras tanto, Rearden cae bajo la sospecha de la organización de la fuga. Dudando de su condición de criminal australiano, le golpean violentamente y le agreden con un perro guardián. Finalmente, consigue defenderse y escapar del edificio, incendiándolo. Se escapa a través del país, perseguido por sus guardias y el perro. Finalmente se ve obligado a ahogar al perro en un arroyo para despistar a sus agresores. Llega a una ciudad cercana, donde descubre que se encuentra en la costa oeste de Irlanda y que, al parecer, se ha alojado en la finca de un amigo íntimo de Sir George Wheeler. Se pone en contacto con la Sra. Smith en Londres, que vuela para encontrarse con él en Galway. Al darse cuenta de que Slade ha salido de Irlanda de contrabando en el yate privado de Wheeler, se dirigen a La Valeta (Malta), adonde se dirige Wheeler.
Una vez en Malta, intentan infiltrarse en una de las fiestas de Wheeler y descubrir el paradero de Slade. Wheeler no tarda en reconocer a la señora Smith -la hija de su viejo amigo Mackintosh-, la droga y la lleva a bordo de su yate. Rearden intenta que la policía maltesa haga una redada en el barco, pero ésta se niega a creer que un hombre tan respetado como Wheeler pueda estar implicado en un secuestro y una traición, por lo que, en su lugar, pasa a arrestar a Rearden, que sigue siendo un hombre buscado por su anterior robo fingido de diamantes. Así, Rearden se ve de nuevo obligado a huir, pero consigue seguir a Wheeler hasta una iglesia donde éste y Slade retienen a la señora Smith. Les apunta con una pistola y les ordena que entreguen a la Sra. Smith. Ante un enfrentamiento mexicano, Wheeler y Slade intentan persuadir a Rearden para que les deje ir ilesos, a cambio de lo cual también les perdonarán la vida a él y a la señora Smith. A regañadientes, Rearden acepta, pero la Sra. Smith coge una pistola y dispara a Slade y Wheeler, vengando el asesinato de su padre. Ha cumplido sus órdenes y abandona amargamente a Rearden, enfadada por la forma en que no ha seguido sus propias órdenes.