En un tranquilo pueblo de Nuevo México, el promotor de un club nocturno, Jerry Manning, contrata a un leopardo negro como reclamo publicitario para su novia, Kiki Walker, que actúa allí. Kiki aprovecha la oportunidad para interrumpir el acto de su rival, Clo-Clo, irrumpiendo en el restaurante con el leopardo atado. Enfadada, Clo-Clo asusta al leopardo con sus castañuelas y éste se escapa, huyendo en la noche. Charlie, el nativo americano propietario del leopardo que se lo alquiló a Jerry, comienza a molestarle para que le dé dinero para reemplazar al gato.

Esa noche, una joven local, Teresa, va a comprar harina de maíz para la cena de su familia. Bajo un puente en un arroyo, se encuentra con el leopardo y huye a su casa. La matan en la puerta justo antes de que su familia pueda dejarla entrar en la casa. El médico forense dictamina que la muerte de Teresa fue un accidente, suponiendo que fue mutilada por el leopardo. Poco después, Consuela, otra lugareña, va a visitar la tumba de su padre en el cementerio el día de su cumpleaños. Perdida en sus pensamientos, Consuela no consigue salir antes de que el portero cierre la puerta y se encuentra atrapada entre los muros de piedra del cementerio. Cuando llega la ayuda, Consuela es encontrada, otra aparente víctima del leopardo.

Tras enterarse del segundo asesinato, Jerry pregunta a la policía por qué el leopardo ha permanecido en la ciudad, ya que le informaron de que, naturalmente, huiría a la naturaleza. Charlie también se pregunta si el leopardo mató a Consuela, pero el historiador local y conservador del museo, Galbraith, le hace creer que él puede ser el responsable, al cometer los asesinatos durante sus borracheras nocturnas en las que pierde el conocimiento. A petición suya, Charlie pasa la noche en una celda de la cárcel. Clo-Clo pasa la noche con un anciano adinerado en el club nocturno, que le regala un billete de cien dólares. Después, visita a María, una adivina, que le advierte que "algo negro" viene a reclamarla. De camino a casa, Clo-Clo pierde el billete de cien dólares. Cuando vuelve a salir a buscarlo, es atacada y asesinada.

Kiki y Jerry se preparan para salir de viaje a Chicago, coincidiendo con una procesión anual que tiene lugar en el pueblo, en la que se conmemora el asesinato masivo de los nativos por parte de los conquistadores. Mientras parten hacia el tren, Kiki y Jerry reciben un ramo de flores de Galbraith, que Kiki desea colocar en la tumba de Consuela antes de salir del pueblo. En el cementerio, se encuentran con Charlie, que les notifica que su leopardo ha sido encontrado muerto a tiros en el arroyo, y que le han quitado la piel; supone que el gato lleva muerto al menos una semana, lo que sugiere que un humano puede ser el responsable de los asesinatos. Charlie recuerda haber visto a Galbraith en la zona y sospecha que él mató al leopardo. Jerry intenta entregar a Galbraith a la policía, pero ésta no le cree.

Durante la procesión de esa noche, Galbraith escucha el grito de una mujer en el cementerio. Posteriormente entra en el museo, donde escucha el sonido de las castañuelas. Poco después, Kiki llega al museo y se ofrece a acompañar a Galbraith a ver la procesión. Convence a Galbraith de que apague las luces, comentando que así podrán ver mejor la procesión. Galbraith acepta y, una vez apagadas las luces, Kiki deja caer un par de castañuelas. Galbraith la ataca, pero es salvada por Jerry. Galbraith huye a la calle, donde finalmente es detenido entre los manifestantes de la procesión. Enfrentado a Jerry y a Raoul, el prometido de Consuelo, Galbraith confiesa haber asesinado tanto a Consuelo como a Clo-Clo. Admite que se inspiró para hacerlo después de presenciar cómo el leopardo mutilaba a Teresa hasta la muerte. En busca de venganza, Raoul mata a Galbraith de un disparo.

Más tarde, en la funeraria, Jerry y Kiki reafirman su amor mutuo.