Cha Tae-sik es un hombre tranquilo que regenta una casa de empeños. Su única amiga es una niña, So-mi, que vive en el mismo barrio. La madre de So-mi, Hyo-jeong, es una bailarina go-go y adicta al opio. Instruida por su amante, Hyo-jeong roba un gran paquete de opio que se vende en el bar donde trabaja y lo esconde en la bolsa de una cámara, que empeña a Tae-sik para que lo guarde.

La acción de Hyo-jeong atrae la atención del señor del crimen Oh Myung-gyu, que encarga a sus subordinados, los hermanos Man-seok y Jong-seok, que recuperen el opio. Jong-seok localiza a Hyo-jeong, la tortura delante de So-mi y la obliga a revelar dónde está la droga. Sus lacayos, Du-chi y Oso, van a casa de Tae-sik para intimidarlo, pero éste los vence fácilmente.

Al darse cuenta de que Tae-sik siente debilidad por So-mi, Jong-seok la secuestra y le obliga a entregar el opio a Oh Myung-gyu. Man-seok informa a la policía, lo que les lleva a invadir la propiedad de Myung-gyu. Myung-gyu escapa, mientras que Tae-sik es arrestado y descubre el cuerpo de Hyo-jeong, con sus órganos extraídos, en la parte trasera del coche que utilizó para hacer la entrega.

Tae-sik escapa de la comisaría, alarmándolos con su exhibición de habilidades de combate. Al investigar más a fondo, los policías descubren que fue un antiguo agente encubierto de la Inteligencia del Ejército de Corea del Sur, con numerosos reconocimientos, pero que se retiró después de ser herido y de que su mujer embarazada fuera asesinada por un sicario.

Siguiendo la pista del teléfono desechable que recibió de Jong-seok, Tae-sik rastrea a Du-chi hasta un club nocturno. Mientras pregunta dónde están los hermanos, Ramrowan entra y dispara a Tae-sik, matando a Du-chi en el fuego cruzado. Los dos luchan hasta el final y Tae-sik recibe un disparo. Desangrándose, Tae-sik encuentra a su antiguo compañero, que le hace una operación de urgencia para extraerle la bala. Tae-sik se recupera, pide a su compañero que le ayude a conseguir un arma y vuelve a la ciudad.

Tae-sik encuentra y libera a varios niños esclavos en una planta de fabricación de drogas, y en el proceso mata a Jong-seok. Localiza al hermano mayor, Man-seok, en el condominio de la banda, donde también esperan una docena de miembros de la banda y Ramrowan. Man-seok dice que ha matado a So-mi y le muestra a Tae-sik un recipiente que tiene lo que él dice que son sus ojos. Exige saber qué le ha pasado a su hermano pequeño.

Enfurecido, Tae-sik mata a los miembros de la banda, incluidos Ramrowan y Man-seok. Mientras Tae-sik se prepara para suicidarse de pena, una asustada, sucia pero ilesa So-mi emerge de la oscuridad; había sido salvada por Ramrowan, que se apiadó de ella porque había sido amable con él: los ojos del contenedor pertenecían al cirujano de los gángsters, que había sido asesinado fuera de cámara por Ramrowan.

La policía permite que Tae-sik y So-mi viajen juntos tras el arresto de Tae-sik, mientras ella duerme. Tae-sik les pide que pasen por una pequeña tienda donde compra una mochila junto con otros materiales escolares. Le dice a So-mi que va a estar sola, ya que la policía tiene que llevárselo. Antes de irse, le pide un abrazo y rompe a llorar mientras se abrazan.