Final de El infierno del odio
(1963)Final de El infierno del odio (1963)
Título original: 天国と地獄
Sinopsis
En un momento crucial de su vida financiera, Gondo, un hombre de negocios, recibe la noticia de que su hijo ha sido secuestrado, y el rescate exigido es una cantidad de dinero similar a la que necesita para cerrar una importante negociación. Gondo está dispuesto a pagar el rescate hasta que comprende que los secuestradores se han equivocado y se han llevado al hijo del chófer. Ahora deberá decidir si el dinero es más importante que la vida del niño.
Akira Kurosawa
Director
Masaru Satō
Compositor
Asakazu Nakai
Fotógrafo
Akira Kurosawa
Productor
Reparto principal
Toshirō Mifune
Tatsuya Nakadai
Kyōko Kagawa
Tatsuya Mihashi
Isao Kimura
Kenjirō Ishiyama
Como acaba El infierno del odio
Un acaudalado ejecutivo llamado Kingo Gondo (Toshiro Mifune) está inmerso en una lucha por hacerse con el control de una empresa llamada National Shoes. Una facción quiere que la empresa fabrique zapatos baratos y de baja calidad para el mercado de impulso, en contraposición a los zapatos resistentes y de alta calidad que se producen actualmente. Gondo cree que el futuro a largo plazo de la empresa será mejor si se fabrican zapatos bien hechos y con un estilo moderno, aunque este plan es impopular porque significa menores beneficios a corto plazo. En secreto, ha organizado una compra apalancada para hacerse con el control de la empresa, hipotecando todo lo que tiene.
Justo cuando está a punto de poner en marcha su plan, recibe una llamada telefónica de alguien que afirma haber secuestrado a su hijo, Jun. Gondo está dispuesto a pagar el rescate, pero la llamada se descarta como una broma cuando Jun llega de jugar fuera. Sin embargo, el compañero de juegos de Jun, Shinichi, hijo del chófer de Gondo, ha desaparecido y los secuestradores lo han raptado por error.
En otra llamada telefónica, el secuestrador revela que ha descubierto su error, pero sigue exigiendo el mismo rescate. Gondo se ve ahora obligado a tomar una decisión sobre si pagar el rescate para salvar al niño o completar la compra. Tras una larga noche de reflexión, Gondo anuncia que no pagará el rescate, explicando que hacerlo no sólo supondría la pérdida de su posición en la empresa, sino que le haría endeudarse y poner en peligro el futuro de su mujer y su hijo. Sus planes se ven debilitados cuando su principal ayudante da a conocer el secuestro a la facción de los "zapatos baratos" a cambio de un ascenso en caso de que tomen el control. Finalmente, presionado por su mujer y el chófer, Gondo decide pagar el rescate. Siguiendo las instrucciones del secuestrador, introduce el dinero en dos pequeños maletines y lo lanza desde un tren en marcha; Shinichi es encontrado ileso.
Gondo se ve obligado a abandonar la empresa y sus acreedores exigen la garantía en lugar de la deuda. Sin embargo, la historia es ampliamente difundida, convirtiendo a Gondo en un héroe, mientras que la Compañía Nacional de Calzado es vilipendiada y boicoteada. Mientras tanto, la policía acaba encontrando el escondite donde Shinichi estaba prisionero. Allí se encuentran los cuerpos de los dos cómplices del secuestrador, muertos por una sobredosis de heroína. La policía deduce que el secuestrador planeó sus muertes suministrándoles drogas sin cortar. Otras pistas conducen a la identidad del secuestrador, un médico interno de un hospital cercano, pero no hay pruebas contundentes que lo relacionen con los asesinatos de los cómplices.
La policía tiende una trampa, primero colocando una noticia falsa en los periódicos en la que se da a entender que los cómplices siguen vivos, y luego falsificando una nota suya en la que se pide más droga. El secuestrador es detenido en el acto de intentar suministrar otra dosis letal de heroína sin cortar a sus cómplices, tras probar la potencia en un drogadicto que sufre una sobredosis y muere. Se recupera la mayor parte del dinero del rescate, pero demasiado tarde para salvar la propiedad de Gondo de la subasta. El secuestrador se enfrenta a una sentencia de muerte, por lo que solicita ver a Gondo mientras está en prisión y éste finalmente se encuentra con él cara a cara. Gondo se ha ido a trabajar a una empresa de zapatos de la competencia, ganando menos dinero pero disfrutando de vía libre para dirigirla. Al principio, el secuestrador no finge arrepentirse de sus actos. Al revelar que la envidia de ver la casa de Gondo en la colina todos los días le llevó a concebir el crimen, sus emociones se van apoderando de él y acaba derrumbándose emocionalmente ante Gondo tras enfrentarse finalmente a su fracaso.