Jafar obliga a Iago a ayudarle en sus planes para encarcelar a Jazmín, el Sultán, Abu, Alfombra y Genio e incriminar a Aladino por asesinar al Sultán y hacer que lo ejecuten, pero en el momento en que Jafar se va para ver la ejecución de Aladino, Iago libera al Genio, y salva a Aladino de una muerte segura y libera a los demás. Iago es perdonado por lo que ha hecho, pero se niega a ayudarles a conseguir la lámpara de Jafar para que puedan destruirla, y a él con ella, temiendo la ira de Jafar por traicionarlo. Deja el palacio mientras van tras Jafar.

El grupo intenta tomar la lámpara de forma encubierta mientras Jafar y su "maestro" Abis Mal están en medio de una discusión, pero Jafar los descubre y los ataca. Ambos bandos luchan por la posesión de la lámpara hasta que, finalmente, Jafar crea un pozo de lava, con la lámpara en un pedestal de roca y Aladino en una roca cercana que Jafar sumerge lentamente.

Entonces, Iago reaparece para ayudar, pero después de que engancha la lámpara, Jafar lo lanza por el aire, hiriéndolo gravemente y haciendo que él y la lámpara aterricen en un saliente cerca de la lava. Mientras Jafar se regodea con Aladino sobre el fracaso de Iago, Iago usa toda la fuerza que le queda para lanzar la lámpara a la lava, destruyendo a Jafar. Aladino recoge a Iago y salen de la fosa justo cuando se deshace la última magia de Jafar, e Iago es visto como un verdadero amigo por todos.

El sultán le ofrece a Aladino el puesto de visir real, pero él lo rechaza, queriendo ver el mundo. Él y Jazmín inmediatamente hacen planes para hacerlo.