Final de El síndrome de China

(1979)
Final de El síndrome de China
"Hoy en día, sólo un puñado de las personas saben lo que significa... Pronto lo sabrás."

Título original: The China Syndrome

16/03/1979 (ES)Drama, Suspense122 min
Dónde ver la película El síndrome de China online

Sinopsis

Al hacer un reportaje rutinario sobre el funcionamiento de una central nuclear, una reportera de televisión y su fotógrafo descubren un posible accidente que puede poner en peligro la seguridad de la planta y de la ciudad de Los Angeles.

James Bridges

Director

James Crabe

Fotógrafo

Michael Douglas

Productor

Reparto principal

Jane Fonda

Jane Fonda

Jack Lemmon

Jack Lemmon

Michael Douglas

Michael Douglas

Scott Brady

Scott Brady

James Hampton

James Hampton

Peter Donat

Peter Donat

Como acaba El síndrome de China

Durante una visita a la central nuclear (ficticia) de Ventana, en las afueras de Los Ángeles, la reportera de noticias de televisión Kimberly Wells, su camarógrafo Richard Adams y su sonidista Héctor Salas son testigos de cómo la central pasa por un disparo de turbina y su correspondiente SCRAM (parada de emergencia). El supervisor de turno Jack Godell nota una vibración inusual en su taza de café.

En respuesta a un medidor que indica niveles altos de agua, Godell comienza a sacar agua del núcleo, pero el medidor sigue siendo alto mientras los operarios abren más válvulas para verter agua. Otro operario se da cuenta de que un segundo medidor indica niveles bajos de agua. Godell toca el primer medidor, que inmediatamente se despega y baja para indicar niveles muy bajos. La tripulación bombea agua con urgencia y celebra el alivio de haber recuperado el control del reactor[a].

Adams ha filmado subrepticiamente el incidente, a pesar de que se le ha pedido que no filme por razones de seguridad. El superior de Wells rechaza su informe sobre lo ocurrido. Adams roba las imágenes y las muestra a los expertos, que concluyen que la central estuvo peligrosamente cerca de la fusión: el síndrome de China.

Durante una inspección de la central antes de volver a ponerla en marcha, Godell descubre un charco de agua radiactiva que aparentemente se ha filtrado de una bomba. Presiona para que se retrase el reinicio de la central, pero el superintendente de la planta no quiere que nada se interponga en el camino del reinicio.

Godell descubre que una serie de radiografías que supuestamente verifican las soldaduras de la bomba con fugas son idénticas: el contratista simplemente volvió a presentar la misma imagen. Lleva las pruebas al director de la planta, que lo tacha de paranoico y afirma que las nuevas radiografías costarían 20 millones de dólares. Godell se enfrenta a Royce, un empleado de Foster-Sullivan que construyó la planta, ya que fue él quien firmó las radiografías. Godell amenaza con acudir a la Comisión Reguladora Nuclear, pero Royce le amenaza; más tarde, un par de hombres de Foster-Sullivan aparcan ante su casa.

Wells y Adams se enfrentan a Godell en su casa y éste expresa sus preocupaciones. Wells y Adams le piden que testifique en las audiencias de la NRC sobre los planes de Foster-Sullivan de construir otra central nuclear. Godell accede a obtener, a través de Salas, las radiografías falsas para llevarlas a las audiencias.

El coche de Salas se sale de la carretera y le quitan las radiografías. Godell es perseguido por los hombres que le esperan en la puerta de su casa. Se refugia en el interior de la central, donde descubre que el reactor está siendo puesto a plena potencia. Agarrando una pistola de un guardia de seguridad, obliga a todos a salir, incluido su amigo y compañero de trabajo Ted Spindler, y exige ser entrevistado por Wells en la televisión en directo. La dirección de la planta acepta la entrevista para ganar tiempo mientras intenta recuperar el control de la planta.

A los pocos minutos de la emisión, los técnicos de la planta provocan deliberadamente un SCRAM para poder distraer a Godell y retomar la sala de control. Un equipo SWAT entra por la fuerza, se corta el cable de televisión y Godell recibe un disparo. Antes de morir, vuelve a sentir la inusual vibración. El SCRAM resultante es controlado únicamente por los sistemas automáticos de la planta, y ésta sufre importantes daños al funcionar mal la bomba.

Los funcionarios de la planta intentan pintar a Godell como un perturbado emocional, pero son contradichos por un angustiado Spindler en la televisión en vivo diciendo que Godell no estaba loco y que nunca habría tomado medidas tan drásticas si no hubiera habido algo mal. Una llorosa Wells concluye su informe y las noticias pasan a un anuncio de hornos microondas.