En 1941 en Rumanía, tras el inicio de la Operación Barbarroja, una unidad motorizada de Gebirgsjäger de la Wehrmacht, bajo el mando del capitán Klaus Woermann, llega a una ciudadela deshabitada -conocida simplemente como "la Torre" - con el objetivo de tomar el control del paso de Dinu en los Cárpatos. Dos soldados, los soldados rasos Lutz y Anton, intentan saquear un icono metálico dentro del torreón, pero accidentalmente desatan una entidad espectral que los mata. El ser, conocido como Radu Molasar, procede a matar a otros cinco soldados en los días siguientes y comienza a tomar forma corpórea. Un destacamento de Einsatzkommandos de las SS, bajo el mando del sádico SD Sturmbannführer Erich Kaempffer, llega para ocuparse de lo que se cree que es actividad partisana en un pueblo cercano. Ejecuta a tres civiles como castigo colectivo y toma a otros cinco como rehenes, a pesar de las protestas de Woermann.

A instancias del cura del pueblo, el padre Mihail Fonescu, los alemanes recuperan a un historiador judío enfermo, Theodore Cuza, de un campo de concentración. Cuza descifra un misterioso mensaje escrito en eslavo antiguo con el alfabeto glagolítico que aparece en un muro de la ciudadela. Molasar salva a la hija del profesor, Eva, de la agresión sexual de dos Einsatzkommandos y cura a Cuza de su debilitante esclerodermia mediante el tacto. Cuza queda en deuda con la entidad, que le exige que retire un talismán del torreón para que Molasar pueda escapar de sus confines.

Tras percibir a distancia la presencia de Molasar, un misterioso forastero llamado Glaeken Trismegestus llega desde Grecia, seduciendo a Eva y provocando la ira de Cuza. El poder maligno de Molasar empieza a afectar a los aldeanos, que parecen volverse locos. Tras un intento infructuoso de Cuza de detener al extraño, Kaempffer y Woermann se enfrentan por los sádicos crímenes del primero; Woermann denuncia furiosamente a los nazis, afirmando que el monstruo que los persigue es un reflejo de su maldad. Cuando su conversación se interrumpe repentinamente por el sonido de horribles gritos y disparos de ametralladora procedentes del patio interior del torreón, Woermman es abatido por Kaempffer. Después, Kaempffer acude al patio, ahora silencioso, para descubrir que toda la guarnición de la ciudadela ha sido masacrada por Molasar, y que todos los vehículos militares aparcados en el interior habían sido inutilizados.

Al tropezar con la carnicería del patio, un aterrorizado Kaempffer es asesinado cuando se enfrenta a Molasar mientras Cuza va a retirar el talismán de la torre del homenaje. Cuando Eva intenta impedirlo, Cuza rechaza la orden de Molasar de matarla. En respuesta, Molasar devuelve a Cuza a su estado de enfermedad. Glaeken llega, recupera el talismán y se enfrenta a Molasar. Después de su batalla, éste queda debilitado y es desterrado de nuevo a los más recónditos rincones de la fortaleza. Glaeken se transforma en una tormenta de luz y sella la abertura que liberó a Molasar, conteniendo de nuevo a la entidad en su interior. Los aldeanos, liberados de la influencia de Molasar, escoltan a Eva y a Cuza.