Anton (Mikael Persbrandt) es un médico sueco que se desplaza entre su casa en Dinamarca y su trabajo en un campo de refugiados sudanés. En Sudán, suele tratar a pacientes femeninas que son víctimas de un sádico señor de la guerra. Anton está casado con Marianne (Trine Dyrholm), pero están separados y luchan contra la posibilidad de divorciarse por una aventura que Anton tuvo con otra mujer. Tienen dos hijos pequeños, el mayor de los cuales es Elias (Markus Rygaard), de 12 años.

Christian (William Jøhnk Juels Nielsen), que acaba de mudarse de Londres con su padre, Claus (Ulrich Thomsen), es un chico nuevo en la escuela de Elias. La madre de Christian ha muerto recientemente de cáncer, y Christian culpa a su padre de haberle mentido que ella se recuperaría, y de que, en una fase avanzada de su enfermedad, él "quería" que muriera. Elías es acosado en la escuela, hasta que es defendido por Christian, quien agrede al principal acosador y lo amenaza con un cuchillo. Christian le da a Elías el cuchillo, y ambos chicos mienten a la policía, y a sus padres, sobre el incidente.

Cuando Anton separa a su hijo menor de otro niño, mientras se pelean en un parque infantil, el padre del otro niño, un mecánico, le dice a Anton que no toque a su hijo y le da una bofetada. Más tarde, Anton visita al mecánico en su trabajo, acompañado de sus hijos y de Christian, para discutir el asunto, y para demostrar a los niños que no tiene miedo del hombre. El mecánico, grosero y xenófobo, insulta la nacionalidad de Anton y le da varias bofetadas más, pero Anton no se inmuta ante los golpes.

Más tarde, en Sudán, el psicópata señor de la guerra acude al hospital de Anton para que le curen la pierna herida. Para horror de su personal y de los demás, y actuando a expensas de sus propias convicciones morales, Anton trata al hombre. Sin embargo, exige que no se permita el uso de armas y que sólo dos de sus guardias entren en el hospital. La pierna del caudillo parece curarse lentamente y Anton apenas tolera su presencia en el campo, pero después de que el caudillo muestre su desprecio por una de sus víctimas, Anton lo arrastra fuera de la clínica, permitiendo que sea golpeado hasta la muerte por la gente local.

En Dinamarca, Christian y Elías deciden fabricar una bomba para destruir el coche del mecánico, un domingo por la mañana para que ningún transeúnte resulte herido. Con la mecha ya encendida, ven acercarse a dos corredores (una madre y su hija pequeña), y Elias deja su posición protegida para avisarles. Queda inconsciente, pero salva a los corredores. Christian es interrogado por la policía y luego puesto en libertad, tratándose el incidente como un caso extremo de vandalismo. Va al hospital a visitar a Elías, pero Marianne no le deja ver al niño, sino que le dice que ha matado a su hijo. Christian, creyendo que Elías está muerto, sube al tejado de un silo, contemplando el suicidio, pero es rescatado por Anton. Christian se siente aliviado de que Elías esté bien y se le permite visitarlo.

Christian se reconcilia con su padre, y Anton y Marianne tienen relaciones sexuales, aparentemente reanudando su matrimonio.