Final de Habana
(1990)
Final de Habana (1990)
"Un jugador que no confiaba en nadie. Una mujer que lo arriesgó todo. Y una pasión que los unió en la ciudad más peligrosa del mundo."
Título original: Havana
Sinopsis
Cuba, 1958. Dictadura del general Batista. Jack Weil (Robert Redford), un tahúr profesional, se encuentra en La Habana con la intención de jugar la partida de póker de su vida. Vive completamente al margen de la política, pero en seguida se da cuenta de que la ciudad es un auténtico nido de espías, policía secreta y revolucionarios castristas. En vísperas de la revolución de 1959, su placentera y despreocupada vida experimenta un cambio radical al dejarse seducir por Roberta (Lena Olin), pues tanto ella como su marido (Raúl Juliá) son castristas y representan lo que Weil ha intentado esquivar durante toda su vida.
Sydney Pollack
Director
Owen Roizman
Fotógrafo
Sydney Pollack
Productor
Judith Rascoe
Autor
Reparto principal

Robert Redford

Lena Olin

Alan Arkin

Tomas Milian

Daniel Davis

Tony Plana
Como acaba Habana
La película está ambientada en la víspera de la victoria de la Revolución Cubana. En la víspera de la Navidad de 1958, a bordo del barco que va de Miami a La Habana, Roberta Durán solicita la ayuda de Jack Weil para contrabandear radios del Cuerpo de Señales del Ejército de Estados Unidos destinadas a los revolucionarios en las colinas. Weil acepta sólo porque está interesado en ella. Cuando se reúnen para el "pago", Roberta revela que está casada, frustrando las esperanzas de Weil. En La Habana, Weil se encuentra con un conocido periodista cubano y, durante una noche en la ciudad, se encuentran con Roberta y su marido, el Dr. Arturo Durán. Durán es un líder revolucionario. Cuando Roberta le señala a Weil, éste invita a Weil a cenar con ellos y le pide más ayuda para la causa. Weil lo rechaza, incluso después de que Duran le explique la desesperada situación a la que se enfrenta la mayoría cubana.
A la mañana siguiente, tras una noche de desenfreno para Weil y de arrestos policiales para los revolucionarios, Weil lee en el periódico la noticia de la detención y muerte de Durán. Conmocionado, continúa con la partida de póquer prevista, encontrándose casualmente con el jefe de la policía secreta. Se entera de que Roberta también fue detenida y torturada bajo custodia. Presiona a otro jugador en deuda con él para conseguir su liberación. Sacudida por la muerte de su marido y su propia experiencia en la cárcel, acepta que la acoja en su apartamento, pero desaparece esa tarde.
Al darse cuenta de que está enamorado de Roberta y animado por un viejo amigo jugador, Weil se adentra en el interior de Cuba para encontrarla en la antigua finca de Durán. La convence de que regrese con él a La Habana y de que abandone Cuba con él. Cuando ella le pregunta, él le explica que un bulto en su brazo contiene un diamante que se había cosido en su brazo en su juventud como seguro. Hace los preparativos para que ella salga de Cuba en barco, pero al regresar al apartamento es asaltado por dos cubanos, que le informan de que Durán le exige que saque a Roberta del país. Weil tiene un conocido de la CIA, Marion Chigwell, que le confirma que Durán sigue vivo. Intimida a Chigwell para que trabaje con él para liberar a Durán.
Fingiendo que trabaja para la CIA, Weil va a ver a Durán, que está retenido por el jefe de la policía secreta (SIM). Le dice al jefe que Washington, DC, tiene nuevos planes para Durán y quiere que lo liberen, con un pago de 50.000 dólares. Le "ordena" al jefe que haga limpiar y vestir a Durán (Durán había sido torturado y estaba en muy mal estado) y lo lleve a su casa. Weil acude a un médico y luego a un joyero para vender el diamante y conseguir el dinero para la liberación de Durán. De vuelta a su apartamento, informa a Roberta, que había decidido hacer una vida con él, de que su marido sigue vivo. Conmocionada, se va sola a buscar a su marido. Mientras tanto, Weil ha perdido la partida con los grandes apostadores, a los que ha estado buscando desde el día en que llegó a La Habana. El gerente del casino, Joe Volpi, le perdona, sabiendo que su prioridad era rescatar a Roberta.
En la Nochevieja de 1959, la insurrección es ganada por los revolucionarios. La clase alta, el gobierno y la policía secreta abandonan sus fastuosas fiestas y se dirigen a los puertos y al aeropuerto para abandonar el país. El pueblo se lanza a las calles y celebra la victoria destrozando los casinos y bailando. Weil y Volpi acuerdan que es hora de marcharse. A la mañana siguiente, Weil está en un restaurante preparándose para partir. Ve a Chigwell, que le informa de que ahora está trabajando en un nuevo libro, "La cocina de Indochina". Poco después, Roberta aparece para despedirse de él. Ve el vendaje en su brazo y descubre que le ha costado salvar a su marido por ella. Se despiden con un abrazo. Ella se queda con la Revolución, y a él le ha cambiado.
Cuatro años más tarde, en 1963, Jack conduce hasta los Cayos de Florida y mira a través del mar hacia La Habana, esperando ver un barco que pueda llevar a Roberta a bordo. Sabe que el ferry ya no funciona. Sin embargo, lo hace cada año con la esperanza de volver a ver a Roberta algún día. También se da cuenta de que los cambios en Cuba tienen su eco en los cambios de los años 60 que están ocurriendo en Estados Unidos. Es una nueva década.