Tony Stark es un millonario dedicado a la creación de armas y tecnología con la que suple al ejército y a otros grupos bélicos del momento. Su vida es toda una fiesta, y no le falta de nada: éxito, dinero, mujeres… En una demostración en Afganistán, Stark es secuestrado por un grupo terrorista que le obliga a replicar para ellos el misil Jericó, su última invención. Con la ayuda de otro científico, Stark, en cautiverio, se construye una armadura que tiene como núcleo un electroimán que le permite mantener alejada la metralla de su cuerpo de su corazón. Usando las armas de ésta armadura, Stark escapa y comienza a ver la vida con otros ojos.

Tony sabía que Stane debía estar involucrado en lo ocurrido de alguna manera, pero nunca había imaginado lo que Pepper Potts iba a descubrir. Stane, además de plantar cara a Stark manteniendo el negocio de las armas activo, también había sido quien orquestó el secuestro de éste. Ahora, a Stane solo le importa conseguir los planos de la armadura de Stark y construir algo similar. Para ello hace una visita, en Afganistán, a sus antiguos socios terroristas, y se lleva las piezas. Con ellas construye una poderosa armadura, muy distinta a la última fabricada por Stark, con la que planta cara a Potts y los agentes de ESCUDO (SHIELD).

La oportuna llegada de Stark, con su nueva armadura, permite salvar el día y da inicio una dura batalla entre los dos personajes. Si bien Stark está en desventaja, con la ayuda de Potts logra provocar una onda eléctrica desde el reactor, que paraliza a Stane y le hace caer dentro del reactor, quemándose en él.

Al día siguiente, Tony Stark da una rueda de prensa en la que su intención parece ser confirmar la historia escrita por SHIELD para encubrir lo sucedido. En lugar de ello, Stark declara. “Yo soy Iron Man”.

Tras los créditos el director de SHIELD, Nick Furia, visita a Stark. Al encontrarse le dice “no eres el único superhéroe en el mundo” y le invita a charla sobre un proyecto conocido como “La iniciativa Vengadores”.