El manicomio abandonado en el que se encuentran los personajes es una de las entradas al infierno. Todos ellos se vieron involucrados en un accidente de tráfico provocado por el conductor ebrio Sam Becker (Ry Barrett) y ahora se enfrentan a la condena por sus pecados.

Con las excepciones de Daniel Levine (Jason Martorino), que resulta ser el guardián principal del infierno, y Ceilia Scott (Ellie O'Brien), que es un ángel y la hija no nacida de Jessica Martin (Camille Hollett-French), que abortó tras la muerte de su marido causada por Sam. Sam, Jessica y Nadir Bhindra son los únicos que vuelven a la vida, ya que incluso han sido perdonados o han perdonado a otros por sus crímenes o han confesado su culpa.

Mientras Sam es cargado en la parte trasera de una ambulancia, Daniel aparece revelando que, aunque se le ha concedido la absolución de Jessica y Ceilia, todavía no ha sido perdonado por sus otras víctimas y sigue condenado al infierno.

Sam se queda gritando impotente mientras Daniel se prepara para arrastrarlo al infierno.