Miembros de la policía militar japonesa detienen a un comerciante de seda británico acusado de espionaje.

En 1940, Yūsaku Fukuhara (Takahashi) dirige un negocio internacional de importación y exportación en Kobe. Tras la detención, y posterior liberación, del comerciante británico, una unidad de la policía militar llega a su oficina. Taiji (Higashide), el recién ascendido jefe de la unidad y amigo de la infancia de la esposa de Yūsaku, advierte a éste que las autoridades pertinentes le tienen vigilado en virtud de la Ley de Movilización Nacional, en parte por su preferencia por la ropa occidental, los productos importados y el estrecho contacto con los extranjeros. A Yūsaku no le preocupa la creciente tensión en la sociedad y no le afecta la visita de Taiji. El comerciante británico se despide de Yūsaku y Satoko (Aoi) en su casa y les dice que se va a Shangai porque ya no puede hacer negocios en Japón.

Satoko protagoniza una glamurosa ladrona en una película de atracos amateur con el sobrino de Yūsaku, Fumio (Bandō), y Yūsaku proyecta la película para sus colegas en el bōnenkai de la oficina. Tras el año nuevo, informa a Satoko de que él y Fumio van a realizar un breve viaje de negocios a Manchuria para importar medicinas baratas y otras mercancías. Su viaje se retrasa dos semanas más y regresan a Kobe con una mujer que Yūsaku no menciona a Satoko. Poco después de su regreso, Fumio anuncia que dejará la empresa para ir a un ryokan en Arima y escribir una novela sobre sus experiencias en Manchuria antes de ser reclutado.

Satoko empieza a sospechar cada vez más de Yūsaku después de enterarse de la mujer que regresó con su marido, Hiroko Kusakabe (Hyunri), tras un chivatazo de Taiji de que Hiroko ha sido asesinada y Yūsaku solicitó pasaportes para él y Hiroko para salir del país. Ella visita a Fumio en Arima y lo encuentra desarreglado e incandescente en su habitación, donde le grita sobre su ignorancia sin ver las acciones de su marido para mantener su cómodo estilo de vida. Le informa de que está siendo vigilado por la policía militar, y le da un paquete para Yūsaku, asumiendo correctamente que la policía que está fuera del ryokan no la interrogará. En su casa, Yūsaku le explica lo que él y Fumio vieron en Manchuria: experimentos biológicos, incluyendo la propagación deliberada de la peste, cometidos por la Unidad 731 (que no se nombra explícitamente) sobre civiles en Manchuria. El paquete que Satoko recibió de Fumio contenía notas de uno de los médicos conseguidos por Hiroko, una copia traducida al inglés por Fumio, y un cortometraje de las instalaciones utilizadas para la experimentación, los cadáveres, la vivisección y la quema de cuerpos. Satoko acusa a Yūsaku de ser un espía estadounidense y de no preocuparse por sus vidas, pero él le explica que no está espiando para ningún país, sino que está haciendo pública la información en nombre de la justicia.

En la oficina, Yūsaku mete el paquete de Fumio en una caja fuerte en el fondo de la oficina, pero Satoko es capaz de abrir la caja fuerte usando la combinación que le dieron mientras rodaba el corto de Yūsaku. Mientras cierra la caja fuerte, derriba un tablero de ajedrez y es incapaz de devolver las piezas a su posición correcta. Más tarde, Yūsaku se da cuenta de que las piezas de ajedrez están en posiciones incorrectas, abre la caja fuerte y se da cuenta de que se ha llevado el cuaderno japonés. Fumio es detenido por Taiji y la policía militar y torturado por compartir secretos nacionales con el enemigo. Cuando Taiji convoca a Yūsaku a la oficina, éste revela que Fumio admitió todo y que trabajó solo. Aunque Taiji no cree la confesión forzada de Fumio, tiene el cuaderno que le entregó un ciudadano anónimo. Yūsaku regresa a su casa e interroga a Satoko, quien admite que le entregó el cuaderno a Taiji, pero que estaba segura de que Fumio no implicaría a Yūsaku ni siquiera bajo tortura. Juntos ven el comienzo del cortometraje que contiene tomas del cuaderno original japonés. Yūsaku admite que hay una segunda película más larga, con mejores detalles y mayor claridad, que planea mostrar a los estadounidenses.

Estados Unidos impone un embargo de petróleo a Japón. Las posibilidades de Yūsaku de salir de Japón para dar la información de los experimentos ilegales a los aliados son casi nulas. Aunque no puede salir por medios legales, es capaz de salir del país de contrabando en una caja de transporte. Satoko acepta ir con él y le ayuda a preparar el viaje. Cambian yenes japoneses por relojes y joyas para pagar su viaje al extranjero. Antes de que estén a punto de partir, con la excusa de hacer un viaje de dos semanas para no levantar sospechas, Yūsaku decide que deben separarse. Satoko llevará la película de los experimentos en la caja de transporte de un carguero, y él irá a América desde Shangai. Sin embargo, una vez que Satoko está en el cajón de envío, la policía militar registra el barco en busca de un polizón y el hombre al que Yūsaku pagó para llevar de contrabando a Satoko muestra a la policía dónde se esconde. La llevan ante Taiji y le suplica que sea la persona amable que conoció en la infancia, pero él le golpea en la cara y le dice que merece la muerte por traición. La policía militar proyecta la película que Satoko estaba contrabandeando, pero se revela que Yūsaku intercambió la película de los experimentos con la película amateur que hizo de Satoko y Fumio meses atrás. Sin más pruebas para condenarla, Satoko es liberada de la custodia policial. Yūsaku aparece navegando en un pequeño barco pesquero hacia Shangai.

En marzo de 1945, Satoko ha estado confinada en un hospital psiquiátrico durante un número indeterminado de meses cuando el doctor Nozaki, un amigo suyo y de Yūsaku, viene a verla y le promete sacarla de allí gracias a sus contactos con la Universidad Imperial. Él admite haber oído un rumor de que Yūsaku fue visto en Bombay embarcando en un barco con destino a Los Ángeles que se cree que se ha hundido. Esa noche, un ataque aéreo sobre Kobe destruye el hospital y Satoko sale descalza. Camina sola hasta la playa y se derrumba en la arena, gritando y llorando.

En la escena final se dice que Yūsaku Fukuhara fue declarado muerto en marzo de 1945, pero había indicios de falsificación en el certificado de defunción; Satoko Fukuhara partió hacia los Estados Unidos unas semanas después.