Final de La mujer del ministro

(1981)
Final de La mujer del ministro
"Su jardinero la domina, su secretaria la desea, el ministro... la aburre."

Título original: La mujer del ministro

27/08/1981 (ES)Drama, Romance118 min
Para mayores de 18 años
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Sinopsis

La marquesa de Montenegro, mujer en evidente decadencia física y económica, sigue conservando amigos influyentes, entre los que se encuentra el ministro Fernández Herrador. La marquesa recomienda a la mujer del ministro como jardinero a un joven que conoció en uno de sus escarceos amorosos en una playa de moda. La mujer del ministro empieza sentir una fuerte atracción por el joven jardinero, cosa que que no escapa a la sagacidad de la marquesa, que cede encantada su casa para los encuentros íntimos de la pareja. El ministro sufre un atentado terrorista del que sale ileso, pero, al mismo tiempo, se descubre que se dejó sobornar por una multinacional.

Eloy de la Iglesia

Director

Carlos Suárez

Fotógrafo

Reparto principal

Amparo Muñoz

Amparo Muñoz

Simón Andreu

Simón Andreu

María Martín

María Martín

Irina Kuberskaya

Irina Kuberskaya

Julieta Serrano

Julieta Serrano

Manuel Torres

Manuel Torres

Como acaba La mujer del ministro

Rafael, un joven de provincias, trabaja como camarero en un complejo turístico y se ayuda económicamente teniendo sexo por dinero con mujeres mayores ricas. Durante una amenaza de bomba, es descubierto en la cama con una de las huéspedes, Leonor Marquesa de Montenegro, y como consecuencia es despedido.

La marquesa de Montenegro es una aristócrata envejecida, arruinada económicamente, pero que sigue teniendo amigos ricos e influyentes. Ella ayuda a Rafael a encontrar un nuevo trabajo en Madrid como jardinero en la mansión de Antonio Fernández Herrador, ministro de economía del nuevo gobierno democrático español. Rafael se adapta rápidamente a su trabajo de jardinero y se hace amigo de Chema, el hijo de Angelina, el ama de llaves de la mansión. Chema le explica a Rafael que Marta, la secretaria del ministro, es la persona más poderosa de la casa. Rafael llama la atención de sus jefes cuando sufre una herida leve durante un atentado frustrado contra la vida del ministro.

Inmerso en su carrera política, el ministro descuida a su joven y bella esposa, Teresa. Su matrimonio pasa por una mala racha. Teresa, frustrada sexualmente por la impotencia de su marido, comienza a prestar atención al atractivo joven jardinero. Marta, una lesbiana que en realidad desea a Teresa, mantiene relaciones sexuales con Manuel antes de que el joven se convierta en amante de Teresa bajo la atenta mirada tanto de Marta como de la marquesa de Montenegro. La marquesa, que realmente se preocupa por Rafael, quiere aprovecharse de la situación. Ofrece su ayuda a los amantes y su casa se convierte en el refugio de los encuentros íntimos de Teresa y Rafael. Poco después, la marquesa presiona al ministro Fernández Herrador para que la ayude a obtener un importante préstamo bancario necesario para salvarla de la ruina económica total.

La situación se vuelve más turbia cuando un grupo terrorista de izquierdas contacta con Rafael. Necesitan la ayuda del jardinero para conocer el paradero del Ministro ya que están planeando su secuestro. Rafael no quiere verse involucrado y, asustado, intenta escapar a su ciudad natal, pero los terroristas le amenazan. Desesperado, Rafael pide ayuda a la marquesa, ya que ésta aún tiene poderosos amigos en las fuerzas de seguridad leales al antiguo régimen. Sin embargo, antes de que ella pueda hacer algo, los terroristas, que han estado siguiendo todos los movimientos de Rafael, matan a la marquesa. Su asesinato se considera de motivación política, ya que era una conocida activista de las causas de la derecha.

Teresa se queda embarazada de su amante y quiere tener el bebé. Le da la noticia a Rafael, que le habla del terrorista y de su certeza de que han matado a la marquesa. Rafael y Teresa lo hablan con Marta, que les aconseja que lo confiesen todo al ministro. El ministro está indignado. Le gustaría que su mujer abortara, pero ella está decidida a tener el hijo. Ante las amenazas de divorcio de su mujer, el ministro acepta a regañadientes la situación, ya que de lo contrario un escándalo arruinaría sus ambiciones políticas. El ministro confía estos problemas a Lara, miembro de las fuerzas de seguridad. Lara asigna la investigación de las amenazas de secuestro terrorista a Romero, un duro detective vinculado a las fuerzas de seguridad del gobierno. Romero interroga a Rafael, que identifica al terrorista a través de fotografías. Poco después, los terroristas son asesinados por agentes secretos de seguridad del gobierno. Romero le cuenta a Rafael que los terroristas fueron asesinados en un ajuste de cuentas entre ellos. Lara y Romero se reúnen para hablar de la investigación, pero durante una breve ausencia de Romero, Lara es asesinada por un pistolero.

El plan para secuestrar al ministro es en realidad un engaño en el que Fernández Herrador ha estado involucrado todo el tiempo con la complicidad de Martha. El ministro ha aceptado un soborno de tres mil millones de una corporación internacional interesada en construir cinco centrales nucleares. La idea de Fernández Herrador es huir con el dinero a Sudamérica bajo la cobertura de una nueva identidad. Para todos, habría sido asesinado por sus secuestradores. Romero descubre los planes del ministro y se enfrenta a él, pero Fernández Herrador convence a Romero para que acepte dinero a cambio de su silencio. La motivación de Marta ha sido tener a Teresa sólo para ella una vez que el ministro haya escapado. Quiere matar a Rafael, pero Chema la ve amenazando a Rafael a punta de pistola y Romero la detiene. Perpleja ante el plan de su marido, Teresa se lo cuenta todo a Rafael, que ha sido partícipe involuntario del plan del ministro. Ella anima a su amante a huir. Al día siguiente, Rafael se entera por la televisión de que el ministro Fernández Herrador ha sido secuestrado. Rafael quiere comprar un billete para viajar fuera de Madrid, pero es detenido por Romero. Romero le dice que tiene un trabajo que ofrecerle.