En el Uruguay de 1973, el país está gobernado por una dictadura cívico-militar, y el Ejército Nacional está envuelto en una guerra de guerrillas con el grupo izquierdista Tupamaros. Tres miembros de los Tupamaros, José "Pepe" Mujica, Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro, son retenidos como rehenes en una prisión gubernamental. En los doce años siguientes, son trasladados repetidamente a bases militares de todo el país.

Como los militares no pueden matarlos debido a la presión internacional, deciden atormentarlos mentalmente. Los rehenes son sometidos a normas y abusos insignificantes, incluyendo el aislamiento y un simulacro de ejecución. Bajo la presión de las familias de los rehenes, el jefe militar permite una breve reunión en el recinto penitenciario, pero advierte a los hombres que deben guardar silencio.

En 1975, Pepe es separado del trío y retenido en el fondo de un silo de grano. Tras un prolongado período, experimenta delirios mentales y comienza a alucinar sobre su madre. En otra prisión, Rosencof entabla amistad con el sargento Alzamora y le ayuda a redactar una carta para una chica. Los tres hombres se reúnen y son transportados a una prisión subterránea en 1978. Entre los tres, Pepe es encerrado en completo aislamiento en su celda, empeorando su estado. Revive los recuerdos de su captura y teme que sean olvidados en los años venideros.

Los rehenes son trasladados a otra prisión con mejores condiciones y se les conceden privilegios especiales en una treta para engañar a una delegación visitante de la Cruz Roja, que son revocados cuando la delegación se marcha. Durante el proceso, se descubre una pastilla de jabón con inscripciones en posesión de Huidobro. Se le somete a un interrogatorio que lo exonera de cualquier intención maliciosa, aunque el jefe militar expresa su pesar por no haberlo matado.

Después de que los objetos entregados por su madre sean malversados, Pepe provoca un alboroto en un acto militar celebrado cerca de su celda, y se le ordena que acuda a un psiquiatra. Le promete concienciar sobre su condición. En 1980, el gobierno es derrotado en un referéndum para enmendar la constitución y dar protagonismo a los militares.

En 1983, los rehenes son devueltos a otra prisión, y Rosencof conoce al sargento Alzamora, ahora jefe de la guardia. Alzamora revela que ahora está casado y expresa su gratitud a Rosencof, permitiendo a los tres hombres un mayor grado de libertad bajo su custodia. En 1985, los militares liberan a los tres hombres entre otros presos políticos en una amnistía general, y se reúnen con sus familias.