Una anciana canta una canción mientras agoniza en su cama. Describe su propia viol4ción y la muerte de su marido. Al final de la canción, fallece lentamente mientras yace junto a su hija, Fausta (Magaly Solier). Fausta ha crecido con las historias de los horrores ocurridos durante el conflicto entre Sendero Luminoso, un grupo guerrillero, y el gobierno peruano. Esto ha dejado a Fausta con un miedo atroz a los hombres y a la viol4ción. Para disuadir cualquier intento de viol4ción, se ha colocado una patata en sus partes. A lo largo de la película, esta patata empieza a afectar a su salud, pero sigue negándose a que los médicos se la quiten. Tras la muerte de su madre, Fausta y su familia no tienen suficiente dinero para llevar el cuerpo de su madre a su pueblo para enterrarlo. Fausta acepta trabajar en casa de una pianista adinerada, Aída (Susi Sánchez), que se esfuerza por terminar una nueva pieza a tiempo para un próximo recital. Cuando la pianista descubre que Fausta tiene facilidad para escribir sus propias canciones, Aída la anima a completar una canción para ella ofreciéndole un collar de perlas a cambio. Fausta necesita desesperadamente ese dinero para pagar el funeral de su madre y acepta. La noche del recital, Aída interpreta la canción de Fausta en medio de una gran ovación. De vuelta a casa de Aída tras el recital, Fausta comenta la buena acogida que ha tenido la canción. Aída teme que Fausta diga algo que haga saber al conductor que Aída no es la compositora y responde echando a Fausta a las oscuras calles de Lima ella sola.

La noche después de la boda de su primo, el tío de Fausta entra en su habitación y la asusta mientras duerme. Le ruega que viva su vida y no pierda sus días en un estado de miedo interminable como lo hizo su madre. Al final de la película, Fausta decide llevar a cabo la operación para quitarse la patata y entierra a su madre cerca del océano. Se da a entender que Fausta seguirá adelante con su vida, dejando atrás sus miedos.