Giovanna, casada con Filippo y madre de dos hijos, Martina y Marco, está insatisfecha con su vida: no le gusta su trabajo como contable en una pollería, a menudo está en crisis con su marido, quien pasa de un empleo precario a otro, y, soñando con una vida mejor, espía en secreto a Lorenzo, el vecino que vive en el edificio de enfrente.

Un día, al regresar a casa, encuentra a un anciano desmemoriado que dice llamarse Simone. A pesar de que Filippo decide acogerlo temporalmente en casa mientras se recupera, Giovanna inicialmente se muestra reacia a cuidarlo, pero poco a poco se encariña con él y trata de descubrir su identidad. Con la ayuda de Lorenzo, logra desvelar el triste secreto de su pasado. El hombre en realidad es Davide Veroli, un judío homosexual que sobrevivió a la redada nazi de 1943, durante la cual tuvo que elegir entre avisar al mayor número posible de personas o salvar a su amado (el verdadero Simone). Davide optó por salvar a tantas personas como pudo (la mujer que lo cuida ahora era una niña que se salvó gracias a él) y, lamentablemente, Simone no sobrevivió. Desde entonces, Davide ha pasado su vida lamentando la pérdida de su amor.

Esto lleva a Giovanna a reflexionar sobre sí misma y darse cuenta de que ha perdido sus sueños y pasiones. Recuperada su memoria, es Davide, quien fue dueño de una famosa pastelería en Roma, quien la impulsa a seguir su pasión por la repostería, que hasta entonces Giovanna solo practicaba como un pasatiempo.

Después de compartir un beso apasionado con Lorenzo, quien sorprendentemente también la espiaba a ella con aún más fervor, Giovanna decide pasar la noche con él para escapar, al menos por una noche, de su monótona y sofocante rutina diaria. Sin embargo, antes de llegar más lejos, se asoma a la ventana de la casa de Lorenzo y, en una especie de flashback, se ve a sí misma junto a sus seres queridos. En ese momento se da cuenta de que si sigue adelante, perdería todo: sus sueños y a las personas que más ama. Así que decide dejar a Lorenzo, quien debe partir al día siguiente para trasladarse definitivamente a Ischia por trabajo. Al día siguiente, abrumada por una repentina indecisión, Giovanna corre escaleras abajo para intentar hablar con Lorenzo una vez más, pero no logra alcanzarlo y ve su coche alejarse.

De regreso a su vida, Giovanna encuentra trabajo en una pastelería, comenzando a vivir con más serenidad, tal como le había aconsejado Davide, quien mientras tanto ha desaparecido.