Hanna (Polley), taciturna y parcialmente sorda, es una yugoslava que trabaja en una fábrica de Irlanda del Norte. Se ve obligada a utilizar las vacaciones anuales por su jefe, que le dice que sus compañeros se han sentido ofendidos por su diligencia laboral. Tras escuchar una conversación sobre la necesidad de una enfermera, acepta un trabajo como enfermera privada de Josef (Robbins), víctima de quemaduras. Está postrado en una plataforma petrolífera en alta mar tras un incendio en la misma, y tiene graves quemaduras y está temporalmente ciego. La plataforma no está operativa a la espera de una investigación, y pocas personas permanecen a bordo.

Hanna habla muy poco, y sobre todo no quiere hablar de sí misma. A pesar de su dolor, Josef no deja de hacer bromas, algunas de ellas de carácter sexual. Los cuidados de Hanna incluyen sostener el orinal y lavarle todo el cuerpo. A medida que se acercan, empiezan a compartir sus experiencias. Sin que él lo sepa, ella escucha una y otra vez un mensaje en su teléfono móvil de una misteriosa mujer que estaba enamorada de él.

Hanna se entera por un colega de que Josef resultó herido al intentar salvar a un hombre que se suicidó arrojándose intencionadamente al fuego de la plataforma petrolífera. Se insinúa alguna otra conexión trágica entre los dos hombres. Le cuenta que estuvo a punto de ahogarse porque no sabe nadar. Finalmente, Josef le confía a Hanna su mayor culpa secreta, y ella le habla de su vida anterior en la antigua Yugoslavia. Describe con detalle los horrores que sufrió durante las guerras de los Balcanes (guerras yugoslavas), incluido el secuestro y las repetidas violaciones. Comparte las experiencias de otras mujeres, incluida una que fue obligada a disparar a su propia hija, y la muerte lenta y agónica de su mejor amiga. Le cuenta sus propias torturas repetidas y le deja sentir las cicatrices en su cuerpo de las heridas infligidas.

Josef no mejora y, por iniciativa de Hanna, lo sacan de la plataforma petrolífera para llevarlo a un hospital. Cuando el helicóptero aterriza, Josef quiere que Hanna le acompañe, pero ella se aleja sin decir nada. Sin embargo, deja una mochila (aparentemente de forma intencionada) que contiene suficiente información para que Josef pueda encontrarla. Después de recuperarse, Josef viaja a Dinamarca para visitar a un consejero que Hanna había visto después de huir de la guerra, buscando saber más sobre ella. Luego la localiza en la fábrica de Irlanda del Norte donde trabaja. Hablan, y al principio ella mantiene las distancias, diciendo que no podría estar con él porque piensa que un día podría ahogarlos a ambos en su dolor. Cuando él le dice que "aprenderá a nadar", ella le corresponde. Más tarde, se muestra a Hanna en una casa con la voz de una niña que explica que Hanna tiene ahora dos hijos, a los que el narrador se refiere como sus hermanos, indicando que la mujer que Hanna describió como obligada a matar a su propio hijo era, de hecho, ella misma. La voz de su hija finaliza la película con la esperanza de que Hanna pueda algún día vivir completamente en el "ahora" y dejar de ser perseguida por el pasado.