Final de Las dos vidas de Audrey Rose
(1977)
Final de Las dos vidas de Audrey Rose (1977)
Título original: Audrey Rose
Sinopsis
Bill y Janet Templeton tienen una hija de once años llamada Ivy que sufre terribles pesadillas. Elliot Hoover (A. Hopkins) trata, en vano, de convencerlos de que el alma de su hija Audrey Rose, muerta con su madre en un accidente de tráfico, se ha adueñado de Ivy.
Robert Wise
Director
Michael Small
Compositor
Victor J. Kemper
Fotógrafo
Joe Wizan
Productor
Reparto principal

Marsha Mason

Anthony Hopkins

John Beck

Susan Swift

Norman Lloyd

John Hillerman
Como acaba Las dos vidas de Audrey Rose
Bill y Janice Templeton viven una vida privilegiada en el Upper West Side de Manhattan con su hija de 11 años, Ivy. A lo largo de varias semanas, empiezan a notar que un extraño los sigue en varios lugares públicos, y Janice se alarma cuando ve que el hombre los sigue a ella y a Ivy a su casa una tarde. El hombre se pone en contacto con la pareja por teléfono y se revela como Elliot Hoover, un viudo que perdió a su mujer y a su hija pequeña, Audrey Rose, en un accidente de coche en Pittsburgh. La pareja accede a cenar con Elliot, y éste les explica que cree que su hija, Ivy, es una reencarnación de Audrey, y que los detalles que le han transmitido los videntes confirman sus sospechas; los detalles que conoce incluyen el conocimiento íntimo del apartamento de la pareja y del dormitorio de Ivy. Además, Ivy nació sólo unos minutos después de la muerte de Audrey.
Bill, escéptico, cree que Elliot está extorsionando a la familia. Invita a Elliot a su apartamento y hace que su amigo abogado, Russ, escuche a escondidas su conversación desde el piso de arriba. Cuando Elliot pronuncia el nombre de Audrey, Ivy lo oye desde su habitación y entra en un estado alterado de pánico, que sólo se calma con la presencia de Elliot. En este estado, se golpea las manos contra la fría ventana, lo que le produce quemaduras inexplicables. Elliot la consuela, tras lo cual ella lo reconoce como "papá" y se queda lentamente dormida. Elliot insiste en que las quemaduras de Ivy son una prueba de su reencarnación, ya que Audrey murió quemada en el accidente de coche. Bill se enfurece con Elliot y le obliga a salir, dándole un puñetazo en la cara, pero Janice e incluso Russ se muestran comprensivos con la petición del extraño hombre.
Una noche, mientras Bill trabaja hasta tarde, Ivy experimenta otro terror nocturno, en el que se revuelve violentamente por el apartamento. Janice, incapaz de controlarla, se sorprende por la aparición de Elliot en su puerta, y le permite entrar para ayudar a calmar a Ivy, pero Bill riñe con Janice cuando se entera de la visita. Durante el siguiente episodio de Ivy, Elliot vuelve a llegar y Bill le ataca. Tras un forcejeo, Elliot encierra a la pareja en su apartamento y desaparece con Ivy por una salida de servicio. Un empleado informa a la pareja de que Elliot ha alquilado un apartamento en el edificio ese mismo día. La policía no tarda en descubrirle a él y a Ivy en el apartamento, le detiene y le acusa de secuestro de menores.
Se celebra un juicio, durante el cual Janice y Bill hacen que Ivy sea enviada a un internado católico en el norte de Nueva York para protegerla del público. Durante el juicio, Elliot intenta convencer al jurado de que sus acciones eran necesarias para dar paz al espíritu de su hija, Audrey. El juicio se convierte en una noticia internacional, ya que un santón hindú testifica sobre su creencia religiosa en la reencarnación, a la que Elliot se adhiere. Al ser interrogada en el estrado, Janice cede y admite que cree a Elliot, y que éste sólo tenía un interés puro en ayudar a Ivy. El juez concede un receso en el juicio, y Janice y Bill son informados posteriormente de que Ivy se ha lesionado en su internado al arrastrarse hacia un pozo de fuego durante una celebración navideña.
Después de que Ivy sea tratada por las quemaduras, Janice se queda en el norte del estado de Nueva York, y los dos pasan la noche en un hotel. En medio de la noche, Janice encuentra a Ivy saludándose repetidamente como Audrey Rose en el espejo del baño. En una moción para completar el juicio de Elliot, el abogado de Bill y Janice solicita que Ivy sea hipnotizada como medio para demostrar que no es una reencarnación de Audrey. El hipnotizador emplea una hipnosis de regresión a vidas pasadas, que es observada en un hospital por el jurado, junto con Elliot, Bill y Janice. La hipnosis alcanza un punto álgido cuando Ivy vuelve a recordar el traumático accidente de coche que acabó con la vida de Audrey, y empieza a reaccionar violentamente. Finalmente pierde el conocimiento y Elliot rompe el espejo unidireccional para acceder a la habitación e intentar calmarla, pero ella muere en sus brazos.
Algún tiempo después, Janice escribe una carta a Elliot, agradeciéndole el transporte de los restos incinerados de Ivy a la India, y expresando su esperanza de que Bill llegue a aceptar su creencia y la de Elliot de que Ivy era una reencarnación de Audrey. Un intertítulo final cita el Bhagavad-Gita:
"No hay fin. Para el alma nunca hay nacimiento ni muerte. Tampoco, habiendo sido una vez, deja de ser. No ha nacido, es eterna, siempre existe, no muere y es primigenia..."