La película de Pedro Almodóvar Madres Paralelas gira en torno a dos núcleos temáticos: uno es el de la maternidad de dos mujeres que se encuentran por primera vez en la sala de partos, el otro es el de un doloroso capítulo de la historia española del siglo XX que aún espera su resolución. La película ilustra la maternidad de dos mujeres en paralelo: la fotógrafa Janis (Penélope Cruz) que se queda embarazada en la vejez y considera a su hija como un milagro y la jovencísima Ana (Milena Smit), madre soltera de una familia acomodada que la desatiende. Cuando Janis quiere a su hija, Ana quiere tener lo menos posible con ella.

La maternidad es un tema muy querido por el director español, núcleo de muchos de sus títulos de culto de los años 90. En Madres Paralelas se habla siempre de una familia de sangre frente a las familias basadas en el afecto, de mujeres fuertes y matriarcas dispuestas a afrontar la vida de frente, que desean o rehuyen la maternidad. Sin que sean nuevas las posturas y los mensajes contundentes en su cine, Pedro Almodóvar ha decidido abordar en esta película el candente tema de las fosas comunes donde fueron enterrados los opositores a Franco durante la dictadura: la película se inspira en hechos reales ocurridos en la España de ayer y de hoy. Los dos núcleos narrativos culminan al final de la película, con una de las escenas más impactantes que se han visto este año en el cine.

Final de Madres paralelas

En el tramo final de la película, Janis decide revelar a la joven Ana la verdad que ha descubierto a través de las pruebas de ADN: sus dos hijas habían sido intercambiadas en el hospital. La hija de Ana, que murió de inmadurez cerebral, era en realidad la de Janis. La niña que sigue viva, la hija de Janis que Ana cuida como niñera, es en realidad su verdadera hija de sangre. Conmocionada por la revelación, Ana acusa a Janis de no quererla de verdad y sólo explotarla, abandonando la casa con su hija. Al día siguiente, Janis acude a la casa de la familia Manso Ferreras para dar una última y dramática despedida a la pequeña.

Unos meses más tarde encontramos a Janis en su lugar de nacimiento, en un pequeño pueblo de España. Su ex-Arturo ha conseguido financiación para excavar en el campo donde se sospecha que fueron enterrados los disidentes durante el franquismo, entre ellos el abuelo de Janis. En el pueblo, Janis recoge con Arturo los testimonios de los demás familiares de los desaparecidos que siguen sin aparecer. El investigador les pide que cuenten las circunstancias de la desaparición y cualquier ropa y objeto que pueda ayudar a la identificación. Entre los testigos hay hijos y nietos a los que les contaron lo sucedido, pero también algunos ancianos que estuvieron presentes en las redadas cuando eran niños.

La escena de los esqueletos

Cuando comienzan las primeras fases de la excavación, Ana y Elena llegan en el coche, junto con la niña de Ana. Entendemos, pues, que Ana y Janis han hecho las paces y la primera permite a la segunda ser parte integrante de la vida de su hija. Desde el punto de vista sentimental, Janis parece estar vinculada a Arturo, pero no se muestra nada explícito.

Los investigadores dan con los primeros restos en poco tiempo: aparecen los primeros huesos y algunos efectos personales, entre ellos un sonajero con el que el abuelo de Janis la hacía jugar cuando la milicia se presentó en la puerta. El pueblo se reúne en torno a la excavación y observa la escena con emoción. En la última secuencia de la película los esqueletos se transforman en cuerpos: la excavación ha sacado a la luz los huesos de los desaparecidos, dándoles identidad y dignidad.

¿Quién criará a la niña de Madres Paralelas?

La niña será criada por Ana, su madre de sangre. En el final de la película entendemos que la joven ha perdonado a Janis y le permitirá formar parte de la niña.