La historia está narrada en primera persona por Porter Wren, columnista y reportero de sucesos de un periódico neoyorquino con fama de buen oyente. Una noche, asiste a una fiesta después del trabajo organizada por el magnate editorial Hobbs, que acaba de comprar el periódico. Se le acerca la socialité Caroline Crowley, a quien Porter reconoce por los titulares sobre la muerte de su marido, Simon. Simon era un exitoso productor de cine obsesionado con captar la vida auténtica, que a menudo desaparecía por la noche para filmar cosas al azar. Su cuerpo fue descubierto entre los escombros de un edificio demolido. Nadie pudo averiguar cómo llegó el cuerpo hasta allí, ya que el lugar estaba vallado y cerrado.

Caroline invita a Porter a su apartamento, donde le muestra los informes policiales confidenciales relacionados con la muerte aún no resuelta de Simon. Le pide a Porter que investigue y, a lo largo de una serie de encuentros, lo seduce poco a poco. Porter, cuya relación con su esposa Lisa y sus hijos se ha vuelto rancia, pronto cede.

Revisando las pertenencias de Simon, Porter se forma una imagen de él como hombre excéntrico y controlador. Graba su propia vida casi obsesivamente, a veces con cámaras ocultas, y somete a Caroline a crueles bromas y juegos mentales con el fin de captar auténticas reacciones. Tiene una cámara acorazada llena de miles de tarjetas de memoria con grabaciones de estos incidentes. Sin embargo, nada de ello aporta a Porter ninguna información sobre su muerte.

Hobbs se entera de la relación de Porter con Caroline, y le obliga a realizar una investigación en nombre de Hobbs, amenazando a la familia de Porter. Hobbs busca una tarjeta de memoria en particular que cree que Caroline está utilizando para chantajearlo. Cuando Porter la interroga, Caroline admite que también está buscando la tarjeta de memoria. Simon, tras vencerla en un juego de beber, la retó a tener sexo con un desconocido y a grabar el encuentro con una cámara oculta. Ella se cruzó al azar con Hobbs y decidió acostarse con él. Cuando Simon vio el vídeo, algo le enfureció y escondió la tarjeta de memoria; tras su muerte, Hobbs comenzó a amenazarla. Porter, obligando a Caroline a admitir que sólo le sedujo para conseguir su ayuda, se marcha disgustado. Fuera de su casa, es abordado por unos matones que trabajan para Hobbs, que le dan una paliza y le prometen cosas peores hasta que encuentre el vídeo.

Porter va a ver al padre de Simon, que está en una residencia de ancianos, pero no responde. Porter descubre una cámara de vídeo en una mesa auxiliar, pero la tarjeta de memoria que contiene sólo tiene imágenes de Simon visitando a su padre. Mientras tanto, los hombres de Hobbs entran por la fuerza en la casa de Porter y disparan e hieren accidentalmente a su hijo, lo que provoca que una angustiada Lisa coja a los niños y abandone a Porter. Después de atacar al abogado de Hobbs en venganza, Porter vuelve a ver el vídeo de la residencia de ancianos y se da cuenta de que el padre de Simon recibía visitas regulares de una señora llamada Sra. Segal. Irrumpe en su casa y encuentra los registros financieros que indican que ella ha estado facturando al patrimonio de Simon por las visitas al padre de Simon pero también por servicios desconocidos a 5.000 dólares al mes. Antes de que pueda encontrar la tarjeta de memoria, la señora Segal regresa y lo encuentra allí. Después de explicarse, se entera de que es una amiga de la familia de Simon, que se convirtió en una madre sustituta para Simon después de que su propia madre falleciera cuando él era un niño. Queriendo devolverle su amabilidad, organizó una asignación mensual para ella una vez que se hizo rico. La Sra. Segal se sintió obligada a ganar el dinero y se convirtió en una especie de cuidadora del padre de Simon. Interrogada por Porter sobre los cargos de la herencia, la señora Segal revela que Simon le pidió antes de su muerte que enviara mensualmente a Hobbs copias de una tarjeta de memoria. Sin haber visto nunca lo que hay en ella, le da la última copia que le queda de la tarjeta a Porter. Al verla, éste ve que Hobbs y Caroline mantuvieron una larga e intensa conversación personal antes de mantener relaciones sexuales.

Porter devuelve el vídeo a Hobbs, poniendo fin a la amenaza contra él y su familia. En una muestra de buena fe, Hobbs le da una llave que sus hombres encontraron al buscar el vídeo en el apartamento de Caroline. Porter descubre que la llave es para la cerradura del sótano del edificio donde se encontró a Simon. Va allí y descubre otra cámara oculta. La tarjeta de memoria de ésta revela que Simon llevó a Caroline al edificio la noche que murió. Tras ver el vídeo sexual, exige conocer un oscuro secreto sobre su padrastro que ella reveló a Hobbs. Porter observa cómo el violento interrogatorio de Simon a Caroline le lleva a la muerte.

A la mañana siguiente, Porter se reúne con Caroline y le revela la grabación. Le da una copia, con el original como seguro para que no se ponga en contacto con su familia (algo que ella había hecho antes para su propio disfrute). Ella, a su vez, le revela el secreto que le contó a Hobbs pero que le ocultó a Simon. Porter le desea lo mejor y se va.

En la voz en off, Porter expresa su culpabilidad por todo lo ocurrido, incluido su divorcio, al tiempo que admite que la experiencia le ha corrompido y ha revelado una oscuridad interior que siempre estuvo ahí. En la escena final, Porter pasa en coche por la casa de una Caroline ya casada y se miran por última vez.