Fotoula "Toula" Portokalos, de treinta años, es miembro de una familia griega numerosa, ruidosa y entrometida que sólo quiere que se case y tenga hijos. Desaliñada y mansa, trabaja en el restaurante de su familia en Chicago, "Dancing Zorba's", pero anhela hacer algo más con su vida. Un día, mientras trabaja, queda inmediatamente prendada de Ian Miller, un apuesto profesor de escuela. Ella divierte a Ian cuando la pilla mirándole y se autodenomina en broma su "estatua griega particular". Esa noche, Toula se ofrece a ir a la universidad para aprender informática y así poder mejorar el restaurante, pero su padre, Gus, se emociona y afirma que Toula quiere dejarlo. Su madre, María, consuela a Toula y convence a Gus de que acepte la idea de Toula.

Con el paso de las semanas, Toula gana confianza y cambia su imagen, cambiando sus gafas de montura gruesa por lentes de contacto, peinándose, maquillándose y usando ropa más brillante que muestre su figura. Ve un anuncio de un curso de informática y turismo y le dice a su tía Voula, propietaria de una agencia de viajes, que podría aplicar lo aprendido en el curso al negocio de Voula. Voula acepta, y ella y María convencen astutamente a Gus para que también acepte.

La felicidad de Toula al trabajar en la agencia de viajes llama la atención de Ian, que la invita a cenar. Sabiendo que su familia no aprobaría que saliera con un no griego, Toula miente diciendo que está tomando una clase de cerámica para poder ver a Ian. Ian acaba dándose cuenta de que Toula es la camarera de Dancing Zorba's; en contra del temor de Toula a que pierda el interés por ella, Ian le reafirma su cariño. Continúan saliendo y se enamoran.

La mentira de Toula queda finalmente al descubierto. Gus está furioso porque Ian no le pidió permiso para salir con Toula, a pesar de que son adultos. Gus se niega a que sigan viéndose, pero ellos ignoran su decreto, por lo que Gus presenta a Toula a sus propios amigos solteros, sin éxito.

Ian le propone matrimonio y Toula acepta. María le dice a Gus que debe aceptar su matrimonio, pero Gus sigue molesto porque Ian no es miembro de la Iglesia Ortodoxa Griega. Para que la familia lo acepte, Ian accede a ser bautizado en la iglesia. La familia Portokalos finalmente lo acepta, pero se inmiscuye constantemente en la planificación de la boda, diseñando feos vestidos para las damas de honor y escribiendo mal el nombre de la madre de Ian en sus invitaciones de boda.

Los tranquilos y conservadores padres de Ian conocen a toda la familia durante una ruidosa y extravagante cena familiar griega y se sienten abrumados por la experiencia, frustrando a Gus. A Toula le preocupa si su padre ha aceptado realmente a Ian. María le explica que, al crecer, su familia pasó por muchas dificultades, y que ella y Gus simplemente quieren que sea feliz. La abuela de Toula le muestra fotos de ella misma cuando era joven y la corona que llevó en su propia boda, que Toula se pone. Cuando las tres mujeres miran a Toula en el espejo de su habitación, la visión de tres generaciones en el reflejo hace que Toula sonría con orgullo. La boda transcurre según lo previsto.

En el banquete de bodas, Gus pronuncia un sincero discurso en el que destaca que las diferencias entre los recién casados no son importantes. Él y María sorprenden a Toula e Ian con una casa como regalo de bodas; Toula se queda sin palabras ante el gesto de amor de su padre. Mientras las dos familias bailan juntas, Toula cuenta que, aunque su familia es ciertamente ruidosa, extraña y algo dramática, sabe que la quieren y que siempre estarán ahí para ella.

Seis años más tarde, Toula e Ian salen de su casa -situada convenientemente al lado de la de Gus y María- para acompañar a su hija a la escuela de griego.