Después de que la operación sale mal y el sargento Abell (Luke Hemsworth) es asesinado a tiros, el sargento JJ Kinney (Liam Hemsworth) es capturado por insurgentes de Abu Sayyaf, pero es rescatado por su comandante de escuadrón, el sargento mayor John “Sugar” Sweet (Milo Ventimiglia). Sweet le informa a Kinney que el único miembro restante de su escuadrón, el sargento Bishop (Ricky Whittle), está vivo, y regresan al complejo donde lo tienen prisionero. Tras coordinar una serie de ataques aéreos con pilotos de drones, Kinney y Sweet asaltan el complejo y causan múltiples bajas antes de ser capturados.

Sweet es ejecutado personalmente por el líder de Abu Sayyaf, Hashimi (Robert Rabiah), quien procede a torturar a Kinney, sin creer en sus advertencias sobre las bombas. El segundo ataque aéreo impacta, y Kinney sobrevive al ser sumergido en agua durante la tortura. Kinney rescata a Bishop y al activo de la CIA que fueron enviados a buscar, y mata a Hashimi, vengando así a Sweet.

Con solo unos minutos para cancelar el tercer y último ataque, que colapsaría los túneles y los mataría, Kinney usa un teléfono satelital para llamar a la base aérea, pero es ignorado y le dan el número de Eddie “Reaper” Grimm (Russell Crowe), el piloto de drones que había sido su principal apoyo. Al no poder contestar a tiempo, Grimm escucha el mensaje de voz y logra cancelar el último ataque aéreo con segundos de sobra.

Kinney y los demás son rescatados. Grimm reprende a sus compañeros de servicio por haber ignorado el teléfono debido a un partido de baloncesto y casi provocar la muerte de tres hombres, rompiendo un televisor enojado. Grimm y su copiloto, la sargento mayor Nia Branson (Chika Ikogwe), se retiran para descansar, y Branson le pide a Grimm, ya que su padre ya no está vivo, que la acompañe al altar en su boda, a lo cual él acepta.