Muere otra vez es probablemente mi película favorita del año: es sin duda la más divertida que he visto en mucho tiempo, y en gran medida gracias a la forma en que reutiliza el truco del bucle temporal del Día de la Marmota para burlarse cariñosamente del género de acción. Pero también saca una trama agradablemente inteligente y satisfactoria de ese concepto, con una conclusión deliberadamente ambigua, por lo que merece la pena desentrañar el final de Muere otra vez y tratar de encajar las piezas.

A grandes rasgos, Muere otra vez trata sobre el ex-malvado de las fuerzas especiales Roy Pulver atrapado reviviendo el mismo día en el que un quién es quién de excéntricos asesinos intentan matarlo, a menudo con éxito, por razones que él no conoce inmediatamente. Resulta que están relacionados con su ex esposa Jemma (Naomi Watts), una científica que trabaja para un verborreico ex coronel de la CIA llamado Clive Ventor (Mel Gibson), que la está utilizando para desarrollar un dispositivo de manipulación del tiempo llamado el Huso de Osiris. En una visita a ella justo antes de que comience el bucle, se le dice a Roy que recuerde la palabra "Osiris", que utiliza para reconstruir los detalles relevantes, incluido el hecho de que Jemma lo puso en el huso antes de que fuera finalmente asesinada.

Al poner esa carga en Roy, Jemma le ha encomendado que la salve de Ventor y que salve al mundo de una calamidad temporal. Después de darse cuenta de que hay un rastreador en su diente implantado con la ayuda de la higienista dental con la que está obligado a despertarse cada día, es capaz de darse un poco de margen para poder luchar contra los asesinos. Gracias a varios intentos fallidos, consigue infiltrarse en las instalaciones de Ventor y matarlo, pero al hacerlo se entera de que los asesinos han sido enviados para matar a su hijo, Joe. Resignándose a la inevitabilidad de la muerte de Joe y del fin del mundo, Roy aprovecha la oportunidad que se le presenta de establecer un vínculo con su hijo. Pero es Joe quien le revela que Jemma sigue viva cuando comienza este día, por lo que Roy se da cuenta de que tiene una ventana de 14 minutos para salvarla.

Por supuesto, es capaz de hacerlo, y es la única hazaña de la película que logra en un solo intento, prácticamente para poder decir "sólo uno" cuando Jemma le pregunta cuántos intentos ha necesitado. Pero ahí no acaba el problema. Todavía queda el asunto del Huso de Osiris y la inminente calamidad, que sólo puede evitarse si Roy entra en la máquina y se sincroniza con ella, lo que teóricamente debería reiniciar el continuo espacio-tiempo, permitiéndole continuar como estaba. Esto es, esencialmente, un auto-sacrificio, ya que Jemma advierte a Roy que podría simplemente dejar de existir. Pero él está dispuesto a correr ese riesgo por su ex mujer y su hijo, y entra en la máquina, momento en el que el Nivel del Jefe termina.

El final de Muere otra vez es deliberadamente ambiguo, ya que no revela lo que ocurre después de que Roy entre en el Huso de Osiris, aunque se nos deja formar nuestras propias deducciones. En última instancia, apenas importa, ya que Roy aprovechó su tiempo en el bucle para establecer un vínculo con su hijo y darse cuenta de que haría el sacrificio definitivo para salvar a sus seres queridos. Algunos habrían preferido un final un poco más definitivo, pero éste parece estar en consonancia con el resto de la película. Al fin y al cabo, el tiempo es lo único que no podemos controlar.