Final de No profanar el sueño de los muertos
(1974)Final de No profanar el sueño de los muertos (1974)
Título original: Non si deve profanare il sonno dei morti
Sinopsis
Un joven anticuario se va de vacaciones. En el camino conoce a una joven mujer en camino a la granja de su hermana. En el campo ella es atacada por un extraño vagabundo que supuestamente había muerto hacía una semana. El motivo es una nueva máquina experimental del ministerio de agricultura que, a través del ultrasonido, acaba con plagas y los insectos. Cuando la pareja llega a la granja, se encuentran con un hombre asesinado por este espectral zombie. La trama se complica con la investigación de la policía, que sospecha que todo es asunto de hippies satánicos y drogadictos.
Jorge Grau
Director
Sandro Continenza
Escritor
Giuliano Sorgini
Compositor
Francisco Sempere
Fotógrafo
Edmondo Amati
Productor
Reparto principal
Cristina Galbó
Ray Lovelock
Arthur Kennedy
Aldo Massasso
Giorgio Trestini
Roberto Posse
Como acaba No profanar el sueño de los muertos
George hace un viaje desde su tienda de antigüedades en Manchester hasta el Distrito de los Lagos para trabajar en una nueva casa con algunos de sus amigos. En el camino, su motocicleta Norton es dañada accidentalmente por Edna mientras da marcha atrás con su Mini Cooper en una gasolinera. Él le exige que le lleve a su destino, mientras que Edna, de camino a visitar a su problemática hermana, le pide que vaya primero a la ciudad de Southgate y que deje a George llevar su coche a Windermere, donde lo recuperará más tarde.
George acepta, pero los dos llegan a una carretera sin salida junto a un río mientras buscan la casa de la hermana de Edna. George cruza el río a pie hasta llegar a una granja donde varios hombres del Ministerio de Agricultura están utilizando una máquina experimental en un campo. Mientras pide indicaciones, pregunta por su maquinaria, que, según le explican, está diseñada para matar insectos mediante radiación ultrasónica. Mientras tanto, mientras Edna espera en el coche, es atacada por un hombre que emerge del río, pero desaparece después de que ella llegue a George.
Cae la noche, y la hermana drogadicta de Edna, Katie, se enzarza en una discusión con su marido fotógrafo, Martin, por la inminente llegada de su hermana. Martin baja a una cascada cercana a su remota casa de campo para tomar fotografías, y Katie es atacada por el mismo hombre que Edna había encontrado antes. El hombre mata a Martin y Katie huye justo cuando llegan George y Edna. Cuando los tres denuncian la muerte, el agresivo sargento de policía piensa que Katie lo hizo. George, obligado a quedarse en Southgate, lleva en secreto el rollo de la cámara de Martin a una farmacia local para que lo revelen. Katie sufre una crisis nerviosa y es hospitalizada. En el hospital, resulta que los bebés también están afectados y muerden con intensidad homicida.
De vuelta a la farmacia, recogen las fotos, pero el muerto no aparece en ninguna de ellas; el hombre, resulta ser un vagabundo local que se ahogó en el río. El sargento llega y hace fotos y, cuando la pareja se va, envía a uno de sus agentes, el agente Craig, a seguirles la pista. Van al cementerio y en una habitación de la capilla encuentran una comida a medio comer. Siguiendo los ruidos hasta una cripta, se encuentran con un hombre asesinado y son encerrados por el zombi vagabundo, que hace revivir a los demás cuerpos tocándoles los ojos con sus dedos manchados de sangre. La pareja se las arregla para hacer un agujero por el que puedan escapar y Edna lo hace, sólo para encontrarse en un pozo mientras los zombis se apoderan de los pies de George. Mientras tanto, el agente Craig aparece y ayuda a Edna a salir del pozo. George consigue liberarse y les sigue, mientras los zombis les persiguen a los tres. Se encierran en una habitación, pero quedan atrapados allí, y Craig pronto descubre que su arma no sirve de nada. Se apresura a coger la radio de la policía que se le ha caído fuera, pero los zombis le destripan y empiezan a comerse sus órganos.
Los muertos irrumpen en su habitación y, desesperado, George les lanza una lámpara de aceite encendida. Ésta se rompe y los zombis estallan en llamas. Los dos escapan a su coche y Edna es enviada a avisar a la policía. George planea utilizar el coche de policía sin marcar para ir a destrozar la máquina, pero no tiene llave, así que sale corriendo. En la máquina, el granjero y los dos hombres de la máquina no creen a George y le revelan que la máquina funciona ahora en un radio de ocho kilómetros. Tratan de detenerlo, pero él destroza la máquina y ellos se alejan del "hombre loco".
El sargento ha encontrado los cuerpos de Craig y del cuidador, y pensando que pueden ser adoradores del diablo, da órdenes de "disparar a matar" a George y Edna. A continuación, le dicen que George ha destrozado la máquina deliberadamente. Edna llega a la granja de su cuñado y se encuentra con Martin, que ahora es un zombi, pero consigue atropellarlo mientras escapa. George la encuentra, la deja en una gasolinera y se va con un gran bidón de gasolina. George cae en una trampa policial y el cuerpo de Martin es llevado al hospital.
En un campo, la máquina es reparada y encendida de nuevo, lo que hace revivir varios cuerpos en la morgue cercana. George escapa en un coche de policía y descubre que Edna ha sido llevada al hospital, donde está la morgue local. La sedan mientras George es perseguido por la policía mientras conduce hacia el hospital donde los zombis están matando a la gente, incluyendo a Katie, que como zombi intenta matar a su hermana.
George llega y empieza a prender fuego a los zombis, pero resulta que ha llegado demasiado tarde para salvar a Edna y, como ésta le ataca de repente, la empuja a una habitación, que ahora está en llamas. A continuación, George recibe cuatro disparos de un sargento de policía demasiado entusiasta. Para él todo ha terminado y el sargento se dirige a una habitación del hotel de South Gate para pasar la noche. Después de dispararle a sangre fría, el sargento desea que reviva para poder dispararle de nuevo. Consigue su deseo, ya que el zombi George le espera en su habitación, pero ahora las balas no le detienen. En un campo cercano, la máquina sigue funcionando.