Final de Oro
(2017)
Final de Oro (2017)
"Somos lo que perseguimos."
Título original: Oro
Sinopsis
En el siglo XVI, los conquistadores españoles Lope de Aguirre y Núñez de Balboa emprenden una épica expedición compuesta por 30 hombres y 2 mujeres, por la selva amazónica, en busca de una mítica ciudad que, según se dice, está hecha completamente de oro.
Agustín Díaz Yanes
Director
Axel Kuschevatzky
Productor
Reparto principal

Óscar Jaenada

Raúl Arévalo

Bárbara Lennie

Jose Coronado

Juan José Ballesta

Luis Callejo
Como acaba Oro
Un grupo de conquistadores españoles para Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, viaja a través de la selva americana, siguiendo una ruta que les llevará a la legendaria ciudad del oro de Tezutlán, tal y como quedó registrada en una expedición anterior. Los cuarenta hombres y mujeres están nominalmente dirigidos por el envejecido noble Don Gonzalo de Baztán y su joven esposa Ana, pero en realidad son comandados por el brutal y veterano conquistador ávido de oro, el alférez Juan de Gorriamendi. Las tensiones comienzan a surgir en el grupo debido a los peligros de la selva y a sus propios rencores entre ellos, incluyendo la impopularidad de Don Gonzalo debido a sus ejecuciones sumarias y la creciente atracción entre Ana y uno de los soldados, el veterano de las Guerras Italianas Martín Dávila, que rivaliza con Gorriamendi por ella.
Tras cruzar un río repleto de caimanes, la expedición es informada por el mensajero Jeromillo de que el gobernador que sancionó la misión ha sido depuesto, y que su sucesor ha enviado otro contingente al mando del capitán Juan Medrano para darles alcance, planeando ejecutar a Don Gonzalo y anular la expedición. Para evitar a Medrano, y por consejo del guía local del grupo, el auxiliar del Chocó Mediamano, el grupo se dirige hacia un territorio poblado por tribus caribes hostiles. Sin embargo, decididos a acabar con el incompetente liderazgo de Don Gonzalo, los conquistadores se rebelan contra él y lo hacen matar de todos modos, haciéndose cargo Gorriamendi de la misión. El alférez se convierte también en el amante forzoso de Ana, cavando aún más una trinchera entre Dávila y él.
El grupo llega a una pacífica aldea tribal donde encuentran a Manuel Requena, un superviviente de la primera expedición que se estableció y formó una familia con una nativa. A pesar de su ayuda, los acontecimientos se tuercen cuando Jeromillo resulta ser un traidor que había permitido a Medrano seguirles, lo que provoca que la aldea sea masacrada e incendiada por los perseguidores. En represalia, la expedición organiza una emboscada y derrota a las fuerzas de Medrano, ejecutando al capitán e integrando a los supervivientes en su propio y menguado número. Después, continúan hasta Río Grande, que los separa de la región donde supuestamente se encuentra Tezutlan.
Una salvaje tribu local les ataca a continuación, ejerciendo una guerra psicológica con dardos envenenados y cánticos de guerra, pero los españoles la contrarrestan con una canción de vihuela de la idea de Dávila y dan la vuelta a la tortilla. El grupo ataca entonces el poblado de la tribu, saliendo victorioso en una sangrienta batalla a pesar de estar emboscados y en inferioridad numérica. Sin embargo, al encontrar restos canibalizados de soldados españoles en las chozas, los soldados liderados por Gorriamendi y el sacerdote católico Padre Vargas pretenden tomar represalias ejecutando a las mujeres y niños del poblado, lo que provoca una refriega contra Dávila en la que Mediamano es asesinado. Como consecuencia, rebelándose contra las órdenes de Carlos V, Gorriamendi y sus seguidores intentan matar al resto de los conquistadores. Ana muere en la lucha, pero su sacrificio permite a los leales derrotar y ejecutar a Gorriamendi.
Con la expedición ahora reducida a cuatro hombres liderados por el sargento Bastaurrés, su ruta les lleva a través de un campo de batalla entre dos tribus hostiles entre sí. Dávila y el soldado Barbate consiguen salir con vida, llegando finalmente a la ciudad de Tezutlán en la orilla del Océano Pacífico, sólo para descubrir que la legendaria ciudad del oro no es más que un mísero pueblo costero con tejados de arcilla vidriada de color dorado. Al darse cuenta de que todo ha sido en vano, y a pesar de saber que probablemente serán ejecutados por todas las molestias cuando regresen, Dávila toma posesión del territorio para la corona española.