Kang-do lleva una vida solitaria como cobrador de deudas aparentemente despiadado y brutal para sus clientes, prestamistas que exigen una rentabilidad de 10 veces por un préstamo de un mes. Para recuperar los enormes intereses, los deudores firman una solicitud de seguro de minusvalía, y Kang-do los hiere para presentar la reclamación.

En una de esas ocasiones, Kang-do visita a Hun-cheol, que trabaja en una decrépita fábrica con su esposa Myeong-ja. El pequeño préstamo que pidió hace un mes se ha convertido en una cifra mucho mayor, y Kang-do llega para incapacitarlo y presentar la reclamación. En un acto de desesperación, Myeong-ja intenta seducir a Kang-do desnudándose, rogándole que les dé otra semana para conseguir el dinero de los intereses. Kang-do le quita el sujetador, pero se niega a tener sexo con ella. Deja lisiado a Hun-cheol y solicita el seguro.

Más tarde, se da cuenta de que le sigue una mujer de mediana edad. Ella afirma que es su madre biológica, que le abandonó hace 30 años, y se presenta como Mi-sun. A pesar de que al principio la rechaza, Kang-do acaba dejándola entrar en su vida y se abre a ella, suavizándose en el proceso. Es menos duro a la hora de buscar intereses, y en una ocasión se niega a herir a un joven trabajador de la fábrica que está a punto de ser padre. Aparentemente inocente en la superficie, la relación de Kang-do con Mi-sun se ve perturbada por su ansiedad de abandono y su vida creciendo sin una figura materna, que se manifiesta de forma sexual. Kang-do la molesta, preguntando "¿Salí de aquí? ¿Puedo volver a entrar?". En otra ocasión intenta meterse en la cama con ella y poner su cara contra sus pechos. En ambas ocasiones es rechazado y ella se siente incómoda.

En una excursión con su madre, Kang-do se muestra infantilmente excitado y caprichoso. Al ser insultado por un transeúnte, casi se ve envuelto en un altercado físico. Uno de los deudores que Kang-do ha lisiado y que ahora es un mendigo les sigue hasta su casa. El mendigo toma como rehén a la madre de Kang-do como venganza por haberle lisiado, pero resulta mortalmente herido en el altercado. Asustado por la situación, Kang-do le pide a Mi-sun que no salga sin él por su seguridad.

Cuando se acerca el cumpleaños de Kang-do, Mi-sun finge un secuestro y sale de la casa. Se revela que en realidad no es la madre biológica de Kang-do, sino la madre de un deudor fallecido al que Kang-do lisió en el pasado. Sin saber esto, Kang-do persigue desesperadamente a todas las personas que lisió en el pasado para encontrar a Mi-sun. Se encuentra con Myeong-ja y Hun-cheol, que ahora viven plenamente de las ganancias de Myeong-ja. Hun-cheol no puede trabajar debido a su discapacidad y depende del trabajo de Myeong-ja vendiendo comida al lado de una carretera para vivir. Kang-do se ve obligado a afrontar las consecuencias de su trabajo como prestamista, ya que muchos de sus deudores mueren o viven en la pobreza.

Mi-sun se suicida delante de Kang-do, pero se compadece de él antes de hacerlo. Tras su muerte, Kang-do se da cuenta de que no es su madre y la entierra junto a su hijo. Kang-do se suicida atándose debajo de la camioneta de Myeong-ja, que ella conduce sin saberlo, dejando un rastro constante de su sangre.