Final de Pizza, birra, faso

(1998)
Final de Pizza, birra, faso

Título original: Pizza, birra, faso

15/01/1998 (ES)Drama92 min
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Sinopsis

Cuatro amigos. Una ciudad. Una única salida... El Cordobés vive con sus tres amigos y su mujer embarazada, Sandra, en la misma casa. Los cuatro forman una banda de adolescentes marginales, que pulula por las calles de Buenos Aires, y vive del robo, pero no actúan por cuenta propia, siempre cumplen órdenes de alguien que les quita la mayor parte del botín. La filosofía de vida del Cordobés y los suyos consiste en que mientras no les falte cerveza, pizza y cigarrillos, todo es soportable.

Adrián Caetano

Director

Marcelo Lavintman

Fotógrafo

Bruno Stagnaro

Productor

Reparto principal

Héctor Anglada

Héctor Anglada

Jorge Sesán

Jorge Sesán

Pamela Jordán

Pamela Jordán

Adrián Yospe

Adrián Yospe

Daniel Di Biase

Daniel Di Biase

Walter Díaz

Walter Díaz

Como acaba Pizza, birra, faso

Esta historia se desarrolla en un barrio empobrecido de las afueras de Buenos Aires y sigue a un grupo de adolescentes delincuentes e inadaptados: el no tan brillante Megabom (Alejandro Pous), el asmático Pablo (Jorge Sesán), el empollón Frula (Walter Díaz) y Sandra (Pamela Jordán), la novia embarazada de El Cordobés (Héctor Anglada). Todos ellos son okupas que viven juntos en la misma casa. El grupo deambula por la ciudad y roba para sobrevivir. Después de dejar a su antiguo patrón, un taxista corrupto que les pagaba una parte de lo que podían robar a sus pasajeros, Frula y el Cordobés roban a un vendedor ambulante lisiado, lo que acaba provocando la detención de Sandra.

Sandra, debido a su embarazo, empieza a pensar en su futuro y en la vida que puede hacer para su esperado bebé. Cuando es liberada de la cárcel tras un breve tiempo dentro, le hace prometer a Cordobés que se enderezará y encontrará un trabajo decente en lugar de volver a robar. Mientras tanto, se queda con su abusivo padre. Ayudado por sus amigos, Cordobés empieza a buscar golpes más rentables para poder mudarse a Uruguay con Sandra.

Frula organiza un trabajo con su contacto, Rubén, que consiste en robar un restaurante de lujo con armas poco fiables. Rubén los lleva al lugar, que resulta ser un local cualquiera. El atraco sale mal y la alarma se dispara, lo que impulsa a los cinco ladrones a escapar. Rubén corta los lazos con los demás tras pagar a Cordobés una miseria por su trabajo.

Al quedarse sin tiempo, el grupo decide robar en un club nocturno local. Pablo y Cordobés vuelven a contactar con el taxista, sólo para darle una paliza y robarle tanto el dinero como las armas. Sin embargo, se encariñan con la pasajera, una mujer cordobesa de mediana edad, y la dejan llegar a su destino sana y salva. Nada más bajarse del coche, la mujer llama discretamente a la policía, que empieza a rastrear el taxi robado. De vuelta a la discoteca, Pablo, Frula y Cordobés consiguen burlar al portero y proceden a retener a los taquilleros a punta de pistola mientras Pablo actúa como distracción, con Megabom como vigía fuera de la discoteca. El portero, sin embargo, apenas consigue darse cuenta de que Pablo y Megabom cambian de arma, por lo que empieza a actuar de forma más sospechosa. Mientras los otros empiezan a coger el dinero, Megabom se da cuenta de que un policía les sigue, y procede a molestarle y a dañar su moto para crear una distracción. Cuando Cordobés sale de la taquilla, pistola en mano, recibe un disparo en el pecho por parte del portero, que luego es asesinado por Pablo. Al oír los gritos y los disparos en el interior, el policía intenta entrar en la discoteca, pero comienza a golpear a Megabom después de golpearle en la espalda. Cuando Frula, Cordobés y Pablo llegan al taxi, Frula vislumbra a Megabom ensangrentado y magullado. Enfurecido, saca su pistola contra el oficial, pero es rápidamente abatido. Pablo consigue escapar cargando con un Cordobés malherido y roba otro coche. Lo lleva a los muelles y le da el dinero, para que se vaya con Sandra, mientras se queda atrás para entregarse.

Arrastrándose, Cordobés consigue llegar a los muelles, donde se da cuenta de que no llegará al barco. Reunido con Sandra, se ve obligado a confesar que no cumplió su promesa, y le dice a Sandra que debe irse sola, por el bien del niño. Se despiden con un beso, y un Cordobés moribundo consigue echar un último vistazo a Sandra mientras el barco se aleja. Cuando la policía llega, encuentra su cadáver y avisa a la comisaría por radio.