Ben Garvey (Paul Walker) es sentenciado a morir por inyección letal por ser un asesino, solo para despertarse en Oregon como jardinero de una institución psiquiátrica.

Por otro lado, guiado por el sacerdote Erza (Bob Gunton) y perseguido por un hombre llamado Avery (Lambert Wilson) que afirma que nunca se puede ir, Ben recupera la lucidez lentamente y descubre que en realidad es un paciente. Con el tiempo, llega a aceptar que su familia está muerta (por su propia negligencia) y acepta su nueva vida.

Solo que es todo mentira. Ben descubre pruebas de que él estaba allí antes de que el hospital le comunicara que era un paciente.

En realidad, Ben ha sido elegido para lo que se conoce como el Proyecto Lazurus. El proyecto implica coger a hombres como Ben y quitarles sus vidas anteriores a través de medios contundentes y darles otras nuevas.

Esto se usa como un medio para la rehabilitación proactiva y una alternativa a las ejecuciones. Sin embargo, como lo demuestra el caso de Ben, la premisa es defectuosa ya que uno nunca puede abandonar su identidad central.

Ben se enfrenta a Avery (que en realidad es un investigador del proyecto) y a Erza y les dice que no ayudaron a nadie; lo único que están haciendo realmente es torturar a la gente.

Él les dice que se irá a su casa y que si lo detienen, se asegurará de que el proyecto se filtre a las noticias cuando copie los archivos y se los mande a su mujer (y esto implica que conservará su libertad como debería hacerlo técnicamente).

Ben llega al nuevo hogar de Lisa (Piper Perabo) y ella lo abraza con lágrimas en los ojos.