Final de Pura sangre
(1982)
Final de Pura sangre (1982)
"colombia"
Título original: Pura Sangre
Sinopsis
Roberto Hurtado, potentado azucarero del Valle del Cauca, padece una extraña enfermedad que lo obliga a permanentes transfusiones sanguíneas para sobrevivir. La sangre proviene de jóvenes cazados por el macabro grupo que integran Florencia, Perfecto y Ever, bajo la dirección de Adolfo, hijo del magnate enfermo. Las víctimas mueren desangradas, no sin antes verse sometidas a terribles vejaciones por parte de sus desalmados captores. El terror reina en la ciudad. Está película está dedicada a la memoria de Andrés Caicedo.
Luis Ospina
Director
Ramón F. Suárez
Fotógrafo
Luis Ospina
Productor
Reparto principal

Florina Lemaitre

Carlos Mayolo

Humberto Arango

Patricia Bonilla

Nelly Delgado

Rita Escobar
Como acaba Pura sangre
La película comienza con unas personas que han sido asesinadas en una casa, una de ellas aparentemente violada. El asesino, llamado Perfecto, le había hecho fotos del crimen y durante los créditos iniciales las revela.
La narración se traslada a un aeropuerto donde aterriza un chárter y del interior se baja Roberto Hurtado, un anciano adinerado pero débil y enfermo, acompañado por su hijo, Adolfo, y el Dr. Hughes, su médico de cabecera. Hurtado es trasladado en ambulancia a un lujoso ático por sus chóferes Perfecto y Ever, acompañados por Florencia, una enfermera amiga de ambos. En la consulta, el Dr. Hughes le explica a Adolfo que su padre padece una rara enfermedad de la sangre que le está envenenando y le ha dado un aspecto monstruoso (que alteraría su cordura), así como púrpura trombocitopénica. El único tratamiento es la transfusión constante de sangre mientras sea un hombre joven y sano.
Al día siguiente, Perfecto va a buscar la sangre al banco de sangre, dejando a Adolfo, su jefe, en el coche, y cuando se entera de la noticia del asesinato, encuentra las fotos reveladas por Perfecto. Adolfo las roba y deja el sobre en el capó del coche. Perfecto, esa noche, se da cuenta de que Adolfo robó las fotos en el momento en que Ever y Florencia le piden que las vea. Adolfo, tras confirmar la responsabilidad de los tres empleados en el asesinato, los llama fingiendo que es día de pago, pero a la hora de pagarles, Adolfo chantajea indirectamente a sus tres empleados; deben conseguir la sangre para su padre a cambio de no revelar las fotos que los incriminaban en el asesinato. Perfecto, Ever y Florencia discuten sobre el chantaje del que ahora son víctimas, pero Florencia les convence a duras penas para ganar dinero. En el ático, Adolfo informa a su padre Roberto sobre los compromisos del ingenio que poseen y habla con sus nietos por vídeo. Esa misma noche, los tres empleados (Perfecto, Florencia y Ever) secuestran a un limpiabotas de la calle, lo llevan a una finca donde le sacan la sangre y le roban sus pocas pertenencias, en esta encuentran una tarjeta de información sobre la pulga, y los tres deciden apodar a Roberto Hurtado 'la pulga' por vivir de la sangre. Así, el cadáver es abandonado en una zona casi boscosa. Florencia llega entonces al ático para dar a Roberto la sangre robada, le da los tratamientos, le lee las secciones económicas del periódico y le pone películas en Betamax.
Una noche, los tres empleados van a un bar donde presencian a un cantante, y Perfecto, que es homosexual, se interesa por un chico que está en la barra. Ever le sigue hasta el baño donde le invita indirectamente a esnifar cocaína y a una supuesta fiesta donde habrá más cocaína. Los tres, acompañados por dos homosexuales, van a la finca donde consumen licor, cigarrillos y cocaína y Florencia dopa a los dos homosexuales, haciéndoles creer que les inyecta heroína. Ambos son violados por Perfecto, su sangre es extraída por Florencia y, al igual que el limpiabotas, los dos homosexuales muertos son abandonados en un campo.
Durante el día de las velitas, Perfecto y Florencia se ven obligados a buscar más sangre, porque Roberto había vomitado sangre inútil. Ambos intentan secuestrar a un niño dopándolo con cloroformo, pero éste escapa. Luego intentan secuestrar a una niña pero al ver su sexo la abandonan en una calle, luego secuestran a un niño indigente al que le sacan sangre. Una noche Roberto ve hormigas en el azúcar del café, profetizando una huelga en el molino. Esta profecía resulta ser cierta cuando llaman a Adolfo para notificarle la huelga; los cortadores se niegan a quemar el exceso de caña. Roberto ignora que su hijo Adolfo está haciendo negocios con un contrabandista de azúcar llamado Poncho; los conductores de los camiones de azúcar estarían desarmados, lo que hace que los contrabandistas de Poncho roben el azúcar para venderla a Venezuela. El pánico reina en Cali; se encuentran los cadáveres. La población y la prensa especulan que son víctimas del 'Monstruo de los mangones', un presunto asesino en serie que viola a jóvenes solo o con una banda, aparentemente adinerada y homosexual que trafica con sangre.
Durante la Nochebuena, se produce un pequeño temblor, y una vez más Ever y Perfecto deben ir a por más sangre para Roberto. Secuestran a otro niño y les resulta difícil subirlo para transferir la sangre a Roberto que, dopado, consigue ver un poco el origen de la sangre. El negocio de Adolfo con los contrabandistas se arruina porque un conductor armado se enfrenta a los contrabandistas disfrazados de policía, lo que provoca la captura de éstos por la policía real y la incautación de la mercancía, a pesar de estar asegurada. Adolfo se entera de esto y Poncho le ordena que tome medidas o habrá problemas. Sin decir nada a su padre, Adolfo le pide dinero para arreglar el problema, alegando amenazas a la familia, pero Roberto, también enterado del asalto se niega rotundamente. Roberto deduce inmediatamente que Adolfo está detrás de un negocio de contrabando de azúcar pero Adolfo le refuta exigiéndole que tome el mando del negocio mientras su padre lo ignora todo, incluso el origen de la sangre que le mantiene vivo. Al escuchar esto, Roberto se acuerda del niño al que le sacaron la sangre, por lo que sufre un ataque y vomita sangre. Mientras Adolfo cambia las etiquetas de una sangre inútil y otra utilizable, se dirige a su despacho y quema varios documentos, entre ellos las fotos del asesinato, coge una pistola suicida y cae sobre su pecera.
Roberto muere tras recibir la sangre equivocada y velada al día siguiente. Durante un paseo de fin de semana por la orilla del río; Perfecto, Ever y su familia, y Florencia se enteran de la captura del llamado 'Monstruo de los mangones'; Pedro Luis Mosquera alias 'Babalú' quien confesó los crímenes incluso a la prensa (imágenes de archivo). Se revela que Adolfo no murió sino que sufrió una parálisis como consecuencia del disparo en la sien, y un año después se recupera con pocas funciones motoras. La familia Hurtado visita la tumba del difunto padre y del abuelo Roberto, siendo venerado y alabado por varias personas, especialmente sus empleados.