En 1994, Sandy Wexler es un representante de talentos que trabaja en Los Ángeles. Tiene fama de tener una personalidad extremadamente excéntrica y de decir a menudo enormes mentiras para parecer más importante de lo que realmente es, lo que hace que sus clientes nunca encuentren el éxito, excepto el primero, un hombre llamado Al, aunque sólo después de dejar a Sandy. Su clientela actual incluye a Ted Rafferty, un ventrílocuo, Kevin Conners, un comediante, Amy Baskin, una actriz, Gary Rogers, un temerario, y Bobby Barnes, un luchador.

Mientras está en Six Flags, Sandy ve a una joven, Courtney Clarke, actuando en un espectáculo. Inmediatamente queda fascinado por su voz y su belleza, y la convence de que puede convertirla en una estrella. Ella graba varios singles que se convierten en éxitos, pero las travesuras de él siguen causándole problemas. Finalmente, su novio, el rapero Bling, convence a Sandy de que su presencia es un obstáculo para la fama potencial de Courtney y renuncia a ser su representante.

Mientras Sandy sigue luchando tanto con sus sentimientos por Courtney como con sus clientes, Courtney se hace cada vez más famosa y acaba ganando un Grammy. Bobby pronto ve el éxito cuando Sandy le ayuda a convertirse en campeón, mientras que Courtney, sintiéndose insatisfecha con su fama, entra en una espiral de alcoholismo y una serie de relaciones fallidas. Busca consuelo con Sandy, pero su relación de una noche no llega a ninguna parte. Finalmente le dice que deja el negocio y se va a casar.

Deprimido por la decisión de Courtney, Sandy se comporta peor que nunca, lo que le cuesta todos sus clientes excepto Ted. Conoce a Al, que finalmente se revela como Weird Al Yankovic, en Six Flags y Al convence a Sandy de que deje de decir a la gente lo que Sandy cree que quiere que oigan y, en cambio, les diga la verdad. Para ello, hace que su casero lleve a Courtney al Observatorio Griffith, donde le confiesa sus sentimientos, que ella corresponde, y se casan en una ceremonia oficiada por una de las marionetas de Ted.

La recién descubierta honestidad de Sandy también le hace recuperar sus clientes, así como muchos nuevos. Finalmente, él y Courtney aprenden que una marioneta no puede ser un sacerdote oficial y, después de veinte años, se casan de verdad.