Octubre de 2012, Moscú. Los niños salen de la escuela. Un niño de doce años llamado Alyosha camina por un sendero que atraviesa una zona boscosa en las afueras de la ciudad. Arroja una tira de cinta adhesiva a un árbol. Sus padres, Zhenya y Boris, se divorcian y tratan de vender su apartamento. Ambos padres tienen nuevas relaciones: Boris con Masha, una joven que está embarazada de él, y Zhenya con Anton, un hombre mayor y más rico con una hija adulta. Alyosha escucha una pelea entre sus padres, ninguno de los cuales afirma quererlo y se plantean llevarlo a un orfanato.

Un día, tras pasar la mayor parte de la noche con Anton, Zhenya se da cuenta de que no se ha visto a Alyosha desde el día anterior. La policía cree que Alyosha se ha escapado y que volverá a casa en uno o dos días. Cuando Alyosha no regresa, un grupo de voluntarios especializado en el rescate de personas desaparecidas se hace cargo del caso y comienza a buscar al chico. El único pariente con el que Alyosha podría haber buscado refugio es la madre de Zhenya, que vive a varias horas de distancia. Boris y Zhenya visitan a la madre de Zhenya; su viaje está salpicado de discusiones y no encuentran ninguna pista sobre el paradero de Alyosha. En el viaje de vuelta a casa, Zhenya y Boris vuelven a discutir; Zhenya dice que su matrimonio con Boris estando embarazada fue un error y que debería haber abortado; también dice que siente lástima por Masha. Enfurecido, Boris detiene el coche y la obliga a salir a un camino rural.

La policía vuelve a involucrarse en la búsqueda de Alyosha, que abarca una zona cada vez más amplia del pueblo y sus alrededores. Tras una infructuosa búsqueda en un edificio abandonado que el amigo de Alyosha, Kuznetsov, identificó como su escondite, Zhenya y Boris acuden a una morgue para ver los restos de un niño no identificado cuya descripción coincide con la de Alyosha. Ambos padres niegan que el cuerpo del niño desfigurado sea el de su hijo, aunque la experiencia resulta traumática y rompen a llorar.

Pasa algún tiempo; el apartamento de Boris y Zhenya ha sido vendido, y los trabajadores desmontan los tapices y los electrodomésticos de la antigua habitación de Alyosha. En las calles, los carteles de personas desaparecidas de Alyosha se ven viejos y descoloridos. En 2015, Boris vive ahora con Masha y su hijo pequeño, al que trata con frialdad, mientras que Zhenya se ha mudado con Anton. Tres años después de su desaparición, en el sendero arbolado por el que Alyosha solía volver a casa desde la escuela, la tira de cinta adhesiva que arrojó al árbol permanece como vestigio superviviente de su existencia.