Final de Solo contra todos
(1998)
Final de Solo contra todos (1998)
Título original: Seul contre tous
Sinopsis
Francia, 1980. Un carnicero (Philippe Nahon) vive solo con su hija tras ser abandonado por su mujer. Un día la niña tiene su primera regla y corre hasta la carnicería de su padre que, al ver la sangre, cree que la pequeña ha sido violada. El carnicero sale enfurecido de la tienda y acaba agrediendo a un inocente. La niña es internada y él encerrado en prisión.
Gaspar Noé
Director
Gaspar Noé
Escritor
Dominique Colin
Fotógrafo
Gaspar Noé
Productor
Reparto principal

Philippe Nahon

Blandine Lenoir

Frankie Pain

Martine Audrain

Zaven

Jean-François Rauger
Como acaba Solo contra todos
La historia del Carnicero (al que no se le da otro nombre) se narra a través de una voz en off y un montaje de fotografías fijas. Huérfano desde muy joven, fue víctima de abusos sexuales por parte de un sacerdote. De adolescente, al no poder tener la oportunidad de estudiar y aprender la profesión de su elección, abraza a regañadientes la carrera de carnicero especializado en carne de caballo, un trabajo ya mal visto en la época en Francia.
Tras varios años de duro trabajo, finalmente abre su propia carnicería mientras su novia da a luz a una hija. Cuando la mujer se da cuenta de que el bebé no es un niño, deja al joven padre solo con la criatura. Aceptándolo como un destino, el carnicero decide cuidar de su hija en solitario. A medida que la soledad crece en el padre soltero, éste se vuelve sobreprotector y desarrolla sentimientos incestuosos hacia su hija. Cuando ve sangre en su falda, apuñala al hombre que cree que ha violado a su hija. Más tarde comprende que las manchas eran sólo de sangre menstrual. Es condenado a prisión y obligado a vender su tienda a un carnicero musulmán, mientras que su problemática hija es enviada a una institución.
En la cárcel, el carnicero tiene relaciones sexuales con una compañera de celda y (al salir) jura olvidar todo lo sucedido. Encuentra un trabajo como camarero para la dueña de la taberna de la que era cliente habitual. Empiezan a salir y pronto ella se queda embarazada. Cuando empiezan a hacer planes para su futuro juntos, ella vende su negocio y se trasladan al norte de Francia, donde ella dijo que compraría una carnicería para él.
Allí, sin embargo, ella incumple su promesa, lo que le obliga a aceptar un trabajo como vigilante nocturno en una residencia de ancianos. Durante su trabajo, conoce a una enfermera joven y cariñosa que es todo lo contrario a su vieja y gélida ama. Después de que él y la enfermera sean testigos de la muerte de un paciente anciano, el Carnicero reflexiona sobre la falta de afecto a lo largo de su vida, desde el orfanato hasta una vida con una amante indiferente que abusa del poder que tiene sobre él debido a su dinero. Cuando su amante le acusa injustamente de tener una aventura con la enfermera, él estalla y le da varios puñetazos en el vientre, matando muy probablemente a su hijo no nacido, y luego roba una pistola y huye.
Decide volver a París, donde alquila la misma habitación de la pensión de mala muerte donde concibió a su hija, y empieza a buscar trabajo como carnicero de carne de caballo. Desgraciadamente, debido a los cambios en los gustos de los clientes durante su estancia en la cárcel, el mercado de la carne de caballo acaba hundiéndose. A pesar de su paciencia, sus entrevistas de trabajo acaban siempre con el rechazo. Amplía su búsqueda de empleo, pero le consideran poco cualificado en cuanto a carnicería general, lo que le obliga a tener que volver a empezar desde abajo.
Empieza a buscar fuera de su rama, pero cuanto más amplía sus búsquedas, más humillantes se vuelven las entrevistas de trabajo. Sigue siendo educado, pero cuanto más desesperado está, más rápidamente le rechazan los directivos. Cuando recurre a sus viejos amigos para pedirles consejo, todos le rechazan. Tras ser rechazado en un matadero que antes hacía negocios con su tienda, el carnicero decide matar al director del matadero. Planea el asesinato en una taberna local, pero es expulsado del bar a punta de pistola tras discutir con el hijo del propietario. El carnicero se da cuenta de que sólo tiene tres balas en su pistola, y empieza a asignarlas a los hombres que considera que le han humillado más.
Cada vez más aislado, decide buscar a la única persona que cree que le ha querido: Su hija. Tras conocerla en el manicomio en el que es paciente, la lleva a su habitación donde es presa de sentimientos opuestos hacia ella. Cuando está a punto de perder la cordura, contempla la posibilidad de mantener relaciones sexuales con su hija antes de matarla. Tras la representación de esta fantasía, la película vuelve al momento de vacilación del carnicero. Decide guardar la pistola, decidido a ser bueno, y abraza con lágrimas a su hija. Pero vuelve a contemplar la posibilidad de tener sexo con ella de la misma manera que lo hizo con su madre.
De pie junto a una ventana, desabrocha la chaqueta de su hija y comienza a acariciarla. Mientras comienza a abusar de su hija, el Carnicero, entre pensamientos cada vez más incoherentes, intenta justificar su acto afirmando que el mundo condena su amor por su hija, seguramente no porque sea malo sino porque es demasiado poderoso.