Blanche relata su historia a su abogada: es profesora de francés, apasionada por su trabajo, y su encuentro con Grégoire, que trabaja en un banco, al principio toma la forma de una idílica relación. Muy pronto, Blanche queda embarazada. Se casan. Luego, Grégoire le anuncia que lo han transferido a Metz. Dejan Normandía por Lorena. Blanche se distancia de sus seres queridos y de su hermana gemela, Rose. Al llegar a Metz, Blanche se da cuenta de que Grégoire le ha mentido. No fue el banco donde trabaja quien lo envió a Metz, fue él quien solicitó el traslado.

Después del nacimiento de su hija, Blanche consigue un puesto en un instituto en Nancy, lo cual desagrada a Grégoire, que hubiera preferido que se quedara en casa. Grégoire se vuelve cada vez más posesivo: llama con frecuencia a su esposa, se molesta si no responde, exige que vuelva a casa inmediatamente después del trabajo. Evita las reuniones familiares tanto como puede, limitando así las relaciones de Blanche con su familia.

Pronto tienen un segundo hijo. Progresivamente, Grégoire extiende su control sobre la vida de su esposa. La culpa constantemente, acusándola de ser responsable de los problemas en su relación. Controla sus gastos. Se comporta como un padre modelo y se las arregla para ganarse el favor de los niños. Sintiéndose asfixiada, Blanche decide inscribirse en un sitio de citas para recuperar un poco de libertad. Allí conoce a David. Cuando Grégoire descubre que ella lo ha engañado, intensifica su control sobre su esposa y exige que le cuente cada detalle de su encuentro con David. Incluso la despierta por la noche para interrogarla.

Agotada, Blanche se desmaya en clase. Desesperada, intenta suicidarse. Después de ser hospitalizada, se va a una casa de reposo y toma conciencia del callejón sin salida en el que se encuentra. Le pide a su hermana Rose que lleve a los niños a Normandía. Cuando sale de la casa de reposo, pasa rápidamente por su hogar para recoger algunas pertenencias y le anuncia a Grégoire que quiere divorciarse. Grégoire pierde el control e intenta estrangularla. Blanche logra escapar, pero su cuello muestra marcas de estrangulamiento. Su abogada le aconseja denunciarlo y hacerse constatar las lesiones en el hospital.

Blanche y Grégoire se encuentran frente al juez, acompañados de sus abogados. Grégoire intenta reconectar, pero Blanche se niega a mirarlo.