En la escena inicial, el padre muere en la acera de un centro comercial local. En casa, su familia se pregunta qué ha sido de él. Papá es un relojero que repara relojes en el mercadillo local, y el único medio de vida de la familia.

Como papá no ha aparecido para el trabajo del día, Alfredo y Julián se dirigen al mercado. Julián se pelea con un cliente que le reclama que su reloj lleva tres semanas de retraso. La mujer que dirige el mercado aparece y les dice a los chicos que se vayan; el alquiler de su puesto en el mercado lleva tres semanas de retraso.

Cuando los chicos llegan a casa, su hermana Sabina entra en estado de shock y anuncia que su padre ha muerto. Su madre, Patricia, se encierra en su habitación; los niños se preguntan quién va a mantener a la familia ahora, concretamente, sus comidas: esta familia realiza rituales caníbales.

En la morgue local, el forense Tito y el director de la funeraria traen a Octavio y Owen, dos detectives de la policía. El forense les muestra un dedo en un frasco: fue extraído del estómago de papá. A los detectives se les pide que resuelvan este caso sin resolver. Al principio se resisten, pero a medida que avanza la película, se interesan más por la fama que les reportará su resolución.

Alfredo y Julián intentan secuestrar a un niño indigente debajo de un puente local, pero son perseguidos por los otros niños. A continuación, intentan secuestrar a una prostituta, que también se resiste; Julián le da un puñetazo y la mete en el asiento trasero de su coche.

De vuelta a casa, los chicos atan a la prostituta a la mesa de la cocina. Patricia entra y golpea a la mujer hasta matarla con una pala, alegando que Alfredo no sabe lo que está haciendo y que las prostitutas no son apropiadas para el ritual. Alfredo sale corriendo mientras Julián y Sabina envuelven a la mujer muerta en una sábana. Julián y Patricia llevan a la prostituta de vuelta a la esquina donde los chicos la recogieron y la dejan delante de los demás trabajadores de la calle. Patricia les dice a las mujeres que dejen en paz a sus hijos. Las prostitutas denuncian el incidente a los detectives Octavio y Owen.

Alfredo va en busca de otra comida potencial; encuentra una en un bar gay. Alfredo lleva al joven a su casa, pero Julián dice que no se comerá a un homosexual. Mientras Alfredo y Julián discuten el punto, un hombre mayor baja de la habitación de su madre. La presa de Alfredo escapa mientras Patricia golpea al hombre mayor en la cabeza con una pala y la familia lo mata después.

Mientras Sabina y Patricia preparan al hombre para comer, Alfredo y Julián persiguen al chico gay. El chico corre hasta un puesto de comida rápida y pide a la policía que le proteja. Los detectives Octavio y Owen escuchan la llamada por su radio policial y se dirigen al lugar. Se niegan a pedir refuerzos, ya que quieren quedarse con la gloria del arresto para ellos.

El detective Octavio detiene a Alfredo y a Julián en un callejón, pero es disparado por un policía que confunde a Octavio con uno de los caníbales. El detective Owen descubre a Sabina y Patricia preparando su comida de forma ritual, pero las mujeres lo matan. Alfredo y Julián llegan a casa; Patricia insiste en completar el ritual, pero Alfredo la arrastra para escapar por los tejados.

La policía irrumpe en la casa de la familia y Julián dispara a varios de ellos antes de que la familia consiga esconderse en el piso de arriba. Su madre dice que hay que sobrevivir para seguir con el ritual y huye a la azotea. Las prostitutas anteriores la ven escapar y la persiguen.

Mientras tanto, Alfredo muerde el cuello de Sabina. Julián, pensando que Alfredo está intentando comerse a Sabina, dispara a Alfredo. La policía mata a Julián y se lleva a Sabina en una ambulancia, creyendo que es una víctima superviviente. A la mañana siguiente, el cuerpo de Patricia es descubierto en un parque infantil, muerto a golpes.

Al final de la película, Sabina escapa del hospital y se le ve observando a un joven en el mercado local, atento a su próxima comida.