Final de Taron y el caldero mágico
(1985)
Final de Taron y el caldero mágico (1985)
Título original: The Black Cauldron
Sinopsis
Tarón es un valeroso joven que debe impedir que el malvado Rey Horned se apodere del Caldero Mágico, cuya fuerza misteriosa es capaz de crear un auténtico ejército de invencibles guerreros sobrenaturales. En su lucha contra el mal, Tarón cuenta con la ayuda de su maestro, Dallben, la princesa Eilonwy, un animal con aspecto de osito de peluche llamada Gurgi, un juglar que se hace llamar Fflewddur Fflam, un cerdito con dotes de clarividente y un trío de brujas excéntricas.
Ted Berman
Director
Elmer Bernstein
Compositor
Joe Hale
Productor
Richard Rich
Autor
Reparto principal

Grant Bardsley

Susan Sheridan

John Byner

Nigel Hawthorne

John Hurt

Freddie Jones
Como acaba Taron y el caldero mágico
En la tierra de Prydain, Taran, un adolescente y "ayudante del cuidador de cerdos" en la pequeña granja de Caer Dallben, hogar de Dallben el Encantador, sueña con convertirse en un guerrero famoso. Dallben se entera de que el malvado Rey Cornudo está buscando una reliquia mística conocida como el Caldero Negro, que puede crear un ejército invencible de guerreros no muertos: los "Nacidos del Caldero". Dallben teme que el Rey Cornudo pueda utilizar a su cerdo, Hen Wen, que tiene poderes oraculares, para localizar el caldero. Dallben ordena a Taran que lleve a Hen Wen a un lugar seguro; por desgracia, las tontas ensoñaciones de Taran hacen que Hen Wen sea capturada por los Gwythaints, las criaturas con forma de dragón del Rey Cornudo.
Taran los sigue hasta el castillo del Rey de los Cuernos y conoce a Gurgi, una criatura con aspecto de perro que quiere ser su amigo. Frustrado por las travesuras y la cobardía de Gurgi, Taran lo abandona. Taran se cuela en el castillo y ayuda a escapar a Hen Wen, pero es capturado y arrojado al calabozo. Otra cautiva, la princesa Eilonwy, lo libera mientras intenta escapar. En las catacumbas bajo el castillo, Taran y Eilonwy descubren la antigua cámara funeraria de un rey. Taran se arma con la espada del rey, que contiene magia que le permite luchar eficazmente contra los secuaces del Rey Cornudo, cumpliendo así su sueño. Junto con un tercer prisionero, el cómico bardo de mediana edad Fflewddur Fflam, escapan del castillo y son encontrados por Gurgi. Al enterarse de que Taran ha escapado, el Rey Cornudo ordena a su duende y principal secuaz, Creeper, que envíe a los Gwythaints a seguir y capturar a Taran junto con sus amigos.
Siguiendo el rastro de Hen Wen, los cuatro compañeros tropiezan con el reino subterráneo de los Fair Folk, que tienen a Hen Wen bajo su protección. Cuando el amable rey Eidilleg les revela la ubicación del caldero, Taran decide destruirlo. Eilonwy, Gurgi y Fflewddur aceptan unirse a él y Doli, la odiosa mano derecha de Eidilleg, es asignada para guiarlos a las Marismas de Morva mientras el Pueblo Hermoso escolta a Hen Wen de vuelta a Caer Dallben. En Morva, se enteran de que el caldero está en manos de tres brujas: el astuto líder Orddu, el codicioso Orgoch y la más benévola Orwen (que se enamora de Fflewddur a primera vista). Orddu acepta intercambiar el caldero por la espada de Taran y éste acepta a regañadientes, sabiendo que le costará su oportunidad de ser un héroe. Antes de desaparecer, las brujas revelan que el caldero es indestructible, y que su poder sólo puede romperse cuando alguien se mete voluntariamente en él, lo que le matará. Doli abandona airadamente al grupo. Aunque Taran se siente tonto por haber cambiado la espada por nada, sus compañeros demuestran su fe en él; y Eilonwy y Taran casi se besan mientras Fflewddur y Gurgi observan felices; hasta que Gurgi estropea el momento tras darle un beso en la mejilla a Fflewddur. De repente son encontrados por los secuaces del Rey Cornudo que los habían seguido. Gurgi huye antes de que se lleven el caldero y a los tres compañeros de vuelta al castillo. El Rey Cornudo utiliza el caldero para resucitar a los muertos y su ejército nacido del caldero comienza a salir al mundo mientras mantiene al trío prisionero a la vista del caldero.
Gurgi, decidiendo no abandonar a sus amigos esta vez, se cuela en el castillo y los rescata. Taran decide saltar al caldero para salvar a todos, pero Gurgi lo detiene y salta en su lugar, matando al nacido en el caldero así como a él mismo. Cuando el Rey Cornudo descubre a Taran, le culpa, diciendo que Taran ha interferido por última vez, y lanza al joven hacia el caldero. Pero el caldero está fuera de control y consume al Rey Cornudo en un túnel de fuego, matándolo y destruyendo el castillo, consumiendo todos sus poderes para siempre, mientras los compañeros escapan.
Las tres brujas acuden a recuperar el Caldero Negro, ahora inerte. Sin embargo, Taran se ha dado cuenta por fin de la verdadera amistad de Gurgi, al tiempo que lo aclama como héroe, y les pide que revivan a su amigo a cambio del caldero, optando por renunciar a su espada mágica de forma permanente. Al escuchar los comentarios desafiantes de Fflewddur para demostrar sus poderes, las brujas reticentes acceden a la petición, devolviéndoles a Gurgi. Al principio, Gurgi parece estar muerto, pero resucita, para alegría de todos. Después de reunirse, empuja a Taran y a Eilonwy para que se besen. Los cuatro amigos viajan entonces de vuelta a casa, a Caer Dallben, donde Dallben y Doli los observan en una visión creada por Hen Wen, y Dallben finalmente elogia a Taran por su heroísmo.