Final de Terraferma
(2011)
Final de Terraferma (2011)
Título original: Terraferma
Sinopsis
En una pequeña isla del archipiélago siciliano, sobrevive una familia formada por Filippo, un joven de 19 años, su abuelo pescador y su viuda madre. Ya nadie vive de la pesca y ellos mismos tendrán que resignarse y comenzar una nueva vida. Alquilarán su casa a los turistas durante el verano, y venderán la barca una vez terminado éste. Pero un día que Filippo y su abuelo salen a pescar, se encontrarán con una patera llena de inmigrantes a punto de naufragar...
Emanuele Crialese
Director
Franco Piersanti
Compositor
Marco Chimenz
Productor
Reparto principal

Filippo Pucillo

Donatella Finocchiaro

Beppe Fiorello

Mimmo Cuticchio

Tiziana Lodato

Claudio Santamaria
Como acaba Terraferma
La historia comienza en el mar Mediterráneo. El viejo Ernesto y su joven sobrino Filippo, dos pescadores de una isla siciliana (Linosa, de la que nunca se habla), están pescando cuando, de repente, llegan los restos de un barco naufragado entre las hélices de su pesquero, que debe ser reparado en tierra. La escena cambia y la acción se desarrolla ahora en el muelle, donde se celebra el aniversario de la muerte de Pietro, el hijo mayor de Ernesto, desaparecido en el mar tres años antes. Giulietta, la viuda de Pietro, está insatisfecha con sus condiciones de vida y quiere trasladarse al continente con su hijo Filippo para buscar una vida mejor y un mejor trabajo, pero Filippo no comparte este deseo. Nino, el otro hijo de Ernesto, ha dejado la pesca y ahora vive del turismo, esperando que éste sea su camino en el futuro. Se gana bien la vida y puede permitirse muchas cosas. Se compra una moto y se la regala a Filippo por su cumpleaños, pero pronto la destruyen unos envidiosos.
En verano, los jóvenes visitantes Maura, Stefano y Marco llegan en ferry y alquilan la casa de Filippo y Giulietta para vivir en el garaje. Mientras tanto, el barco está listo para salir de nuevo, reparado por Ernesto, que se arriesgó a sufrir un infarto durante los trabajos. Sin embargo, Ernesto es un hombre chapado a la antigua, escéptico ante el progreso y los descubrimientos médicos, por lo que, sintiéndose de nuevo enfermo, se niega a abandonar la isla, su querida patria. Unos días después de la llegada de los tres chicos, Ernesto y Filippo, mientras pescan en el mar, se encuentran con una balsa llena de inmigrantes africanos. Llamaron a los guardacostas, que les advirtieron de que se mantuvieran cerca de la balsa pero que no subieran a nadie a bordo. Ernesto, obedeciendo la ley del mar, recoge a algunos migrantes que nadan hacia la embarcación, y cuando desembarcan la mayoría de los rescatados pueden desaparecer en la ciudad gracias a la protección de la noche.
Una mujer embarazada y su hijo son acogidos por Ernesto en su casa, y en la misma noche ella da a luz a una niña. Ernesto se muestra comprensivo y ofrece a la mujer la posibilidad de quedarse con ellos durante unos días. Al día siguiente, la Guardia di Finanza comienza a buscar a los refugiados y confisca la embarcación de Ernesto, porque no tiene licencia para transportar turistas, pero afortunadamente no encuentran a los refugiados migrantes en la casa. Giulietta, muy irritada, quiere que Sara y sus hijos se vayan, pero Ernesto los protege y los mantiene en la casa un tiempo más, negándose a obedecer la implacable ley de la Guardia Finanza. A medida que pasa el tiempo, a Julieta le empieza a gustar Sara, que, al igual que ella, no quiere más que una vida mejor, escapando al norte de Italia, donde trabaja su marido, que emigró hace años. Sara revela que comenzó su viaje desde el cuerno de África, luego bajó en una balsa en Libia y ahora intenta llegar a Turín, donde vive su marido.
Una noche Filippo lleva a Maura al puerto de Linosa, donde roba una pequeña embarcación y la lleva a nadar. Cuando enciende la lámpara de un lado del barco para iluminar el agua para Maura, que se sumerge ligeramente en el mar, ve que de nuevo se acerca un grupo de migrantes africanos. Maura vuelve a subir a bordo y Filippo se ve obligado a utilizar el timón para defenderse de todos los inmigrantes que intentan subir a bordo; luego enciende el motor del barco y se pone en marcha. La situación en la isla se está volviendo poco a poco insostenible, y parece que los habitantes están siendo abandonados a su suerte, ya que la policía, de acuerdo con la ley, tiene que impedir que acojan a los inmigrantes que se ven obligados a morir en el mar. De hecho, Nino, que organiza un paseo en barco por la playa para los turistas, ve un reguero de ahogados, que son recogidos por los Carabinieri, que se ven obligados a depositar los cadáveres en la playa, rescatando a los supervivientes como pueden.
Los turistas se dan cuenta de la situación real y se apresuran a abandonar la isla. Ernesto, por su parte, tiene la idea de transportar a Sara y a sus hijos a tierra firme en coche para no ser descubierto; pero todos los vehículos que quieren subir al ferry están controlados por los Carabinieri, así que el viejo no ve otra opción que dar la vuelta. Filippo, que había visto a los refugiados casi morir de sed durante el incidente con Nino en la bahía, siente el peso de la conciencia y sobre todo el deseo de rebelarse contra la ley y pensar en su futuro. Decide robar la furgoneta de Ernesto y va al puerto a por el barco que le habían confiscado a su abuelo para salvar a Sara y a los niños.