Durante los últimos dos años, mientras está suspendido por adulterio con la mujer de un jefe de policía, el detective Kang Seon-woo (Park Hee-soon), ha estado dirigiendo una agencia de ojos privados especializada en casos de adulterio. Además, su mujer, Hye-young (Cha Soo-yeon), le ha pedido el divorcio. Un par de días antes de retomar su antiguo trabajo, Seon-u acepta un caso de una mujer, Kim Soo-jin (Yoon Jae), que lleva un perfume especialmente seductor. Dice que su marido, el multimillonario de los casinos Nam Yeong-gil (Jo Won-hee), está teniendo una aventura con otra mujer en un hotel del amor en Gapyeong, provincia de Gyeonggi, a las afueras de Seúl.

Seon-woo se registra en una habitación contigua del hotel sin personal y allí se encuentra con Soo-jin. En lugar de sorprender inmediatamente a los amantes, Soo-jin invita a Seon-woo a una copa y lo seduce. Seon-woo se despierta junto a su cadáver, y en la habitación de al lado encuentra al marido también muerto. La mujer que está allí dice que también se llama Kim Soo-jin (Park Si-yeon) y que el muerto es su marido. Junto con su idiota ayudante, el ex-convicto Gi-poong (Lee Kwang-soo), Seon-woo limpia las escenas del crimen y entierra los cuerpos, dándose cuenta de que ha sido inculpado por el doble asesinato.

Reanudando su trabajo en la comisaría de Jonggu, Seon-woo investiga el caso junto a dos compañeros: el obstinado procesalista Seo (Kim Jung-tae), a quien no le gusta, y el desenfadado Han Gil-ro (Joo Sang-wook), que le admira. Seon-woo se ha dado cuenta de que Soo-jin lleva el mismo perfume que su tocaya muerta, y admite que quería divorciarse de su marido, que solía pegarle. Seon-woo interroga al novio de la difunta Soo-jin, el entrenador de gimnasio Lee Jin-guk (Kim Yun-seong), pero el rastro no lleva a ninguna parte. A medida que Seo, que parece un terrier, va encontrando más pruebas que podrían implicar a Seon-woo en los asesinatos, éste se encuentra enamorado de Soo-jin y con un plazo para resolver el misterio.