Joseph Ratzinger (Anthony Hopkins), el Papa actual, invita al cardenal Bergoglio (Jonathan Pryce) al Vaticano después de recibir la noticia de que quiere renunciar.

Ratzinger se niega a permitir que lo haga, diciendo que parecerá una protesta. Finalmente, le dice a Bergoglio que se jubila y necesita que se quede con la iglesia en caso de que sea elegido Papa.

Bergoglio está sorprendido, diciendo que los papas no pueden renunciar, pero Ratzinger se mantiene firme. Al final se retira, y Bergoglio es elegido para ser el nuevo papa. Será llamado el Papa Francisco.

A pesar de sus muchas diferencias filosóficas, los dos hombres forman un respeto y una amistad entre ellos.