Oliver Wyatt vive con su madre, Hannah Wyatt, y el novio de ésta, Frank Donally, y pasa ocasionalmente las tardes con su padre, Martyn Wyatt. Después de que Oliver sufra una serie de misteriosas lesiones físicas, que achaca vagamente a los matones del barrio, su padre, médico de cabecera, levanta sospechas contra el novio de Hannah, Frank.

Mientras Martyn se convence firmemente de que Frank abusa de su hijo, Oliver guarda silencio sobre el verdadero origen de sus lesiones, y Hannah se niega a creer que Frank pueda estar abusando de su hijo. Martyn inicia un proceso judicial para obtener la custodia exclusiva de Oliver, aunque su relación gay con Tom Dixon es presentada como prueba por el abogado de Hannah de la inadecuación del hogar de Martyn. Sólo después de pillar a Frank maltratando a Oliver, Hannah acepta que su novio es el origen de las lesiones de Oliver, aunque se deja convencer por las súplicas de Frank y accede a guardar silencio sobre el asunto y promete a Oliver que el maltrato terminará.

En la escena culminante, Oliver ataca a Frank y es salvado de una terrible paliza por su padre, Martyn, que en cambio recibe la ira de Frank. Como el salvajismo de Frank es presenciado no sólo por Hannah, Oliver y Tom, sino también por los vecinos de Hannah, que a su vez llaman a la policía, la película termina con Hannah visitando a Oliver, que ahora reside con su padre, y preguntándole si le gustaría volver a su casa de vez en cuando, ahora que Frank ya no vive con ella. Se da a entender que Frank está ahora cumpliendo una condena en prisión por abusar de Oliver. Su petición es recibida con un silencio sepulcral por parte de Oliver.