El vendedor de productos farmacéuticos Tony Jordan y su esposa, la agente inmobiliaria Elizabeth Jordan, parecen tener éxito por fuera: tienen una casa grande, mucho dinero y una hermosa hija llamada Danielle. Sin embargo, detrás de la fachada, la relación de Tony y Elizabeth es tensa. Tony es insensible, abusa verbalmente y piensa en engañar a Elizabeth. Además, como su trabajo le obliga a viajar con frecuencia, casi nunca está con su hija.

Elizabeth va a trabajar con la anciana Miss Clara para vender su casa. La señorita Clara percibe el estrés que sufre Elizabeth y le sugiere que luche por su matrimonio rezando por Tony. La señorita Clara le muestra a Elizabeth un armario especial que ha dedicado a rezar, al que llama su "Sala de Guerra"; como ella dice, "para poder levantarse y luchar contra el enemigo, hay que ponerse de rodillas y rezar". Mientras Elizabeth empieza a rezar en serio por su marido, Tony se va de viaje de negocios y cena con una hermosa mujer que le invita a su apartamento. Justo cuando está a punto de irse con ella, le entran náuseas y corre al baño a vomitar.

Poco después, Tony es despedido por robar muestras de medicamentos; sin que Elizabeth y Danielle lo sepan, ha estado vendiendo ilegalmente esas muestras robadas para ganar aún más dinero. Al darse cuenta de que ha tocado fondo, Tony vuelve a dedicar su vida a Dios. Ahora se da cuenta de que tiene que devolver tanto las muestras robadas como el dinero mal habido, aunque revelar lo que ha hecho podría llevarle a la cárcel. Tony se reúne con su antiguo jefe y le confiesa; su antiguo jefe se siente conmovido por su voluntad de admitir su fechoría y reparar el daño, y decide no presentar cargos. Tony comienza a mostrar interés por las habilidades de salto de cuerda de su hija y se ofrece a participar con ella y sus amigos en la próxima competición de doble salto en el centro comunitario local. El equipo de Tony y su hija queda en segundo lugar en la competición, lo que crea un nuevo vínculo entre él y su hija.

Elizabeth consigue vender la casa de la señorita Clara a un pastor jubilado que se da cuenta de que alguien ha estado rezando en el armario. Poco después, a Tony le ofrecen un trabajo como director del centro comunitario. Aunque el sueldo es sólo la mitad de lo que ganaba antes, se da cuenta de que con los ingresos de este nuevo trabajo, combinados con los de Elizabeth, la familia puede hacer un presupuesto y sobrevivir.