Samantha MacKenzie es la única hija del presidente estadounidense John MacKenzie. Debido a la carrera política de su padre, ha estado en el ojo público toda su vida y pasó la mayor parte de sus años de instituto en la Casa Blanca. Al tener que lidiar con la falta de privacidad y el escrutinio público por las cosas más ridículas, Sam ha tenido una existencia protegida y a su padre le cuesta dejarla tener más libertad, pero está demasiado ocupado para pasar tiempo con ella.

Aunque su madre Melanie la apoya, sigue apoyando las decisiones de su marido, lo que hace que Sam se sienta limitada para tener una vida normal. Acompañada por agentes del Servicio Secreto allá donde va, y con su padre presentándose a la reelección, Sam cree por fin que tiene la oportunidad de salir de su capullo cuando le dan la oportunidad de ir a la universidad en California.

En la universidad, Sam acaba compartiendo habitación con Mia Thompson, que al principio se muestra reticente a compartir habitación con la primogénita, pero que finalmente se encariña con ella. Después de que sus agentes del Servicio Secreto aborden a una estudiante que blande una pistola de agua en una fiesta en la piscina y la evacuen apresuradamente del lugar, ella insiste en que su equipo se reduzca a sólo dos agentes, a lo que su padre accede a regañadientes. Cuando se asienta en una apariencia de normalidad, conoce y se interesa por su compañero James Lansome, su asesor residente.

James la ayuda a evitar a los paparazzi, a escapar de su equipo de seguridad y a experimentar la vida como una chica normal. Hablan de sus pensamientos y deseos más profundos, y Sam le cuenta que, aunque nunca está sola, a menudo se siente solitaria. Dice que siempre quiso subirse a un viejo Volkswagen y conducir ella misma a la universidad, sin niñeras ni padres. Para agradecer a James y a Mia su tolerancia con su complicado mundo, Sam los lleva en avión a su casa en D.C. para asistir a un baile, con los vestidos entregados personalmente por Vera Wang. Fuera del baile, una protesta hace que su equipo de seguridad la evacue de nuevo, cuando descubre que James es en realidad un agente y la ha estado protegiendo todo el tiempo.

Con el corazón roto y traicionado, Sam intenta readaptarse a la vida universitaria, pero un intento de dar celos a James sólo consigue que su foto borracha aparezca en los artículos de los tabloides. Regresa a casa para ayudar a su padre en el último tramo de su campaña, mientras que James es sancionado por no actuar como un agente. Sam le pide a su padre que se asegure de que la carrera de James no se vea arruinada por su romance, a lo que él accede.

El Presidente gana la reelección y baila con Sam en su baile de inauguración, haciendo referencia a algo que ella le dijo en su discurso y reconociendo que ahora es una mujer adulta y digna de su respeto. Ella se sorprende y se alegra al ver que James está presente en el baile, ya que ha sido reasignado al servicio presidencial. Bailan y él le da las llaves de un viejo Volkswagen (el coche de sus sueños) y la anima a "romper algunas reglas".

La película termina con Sam marchándose en su coche de vuelta a la universidad y con el narrador diciéndonos que volverá en primavera y se reunirá con James.