Final de Wasabi: El trato sucio de la mafia
(2001)
Final de Wasabi: El trato sucio de la mafia (2001)
"Para aquellos que toman sus acción en cueros."
Título original: WASABI
Sinopsis
Hubert Fiorentini es un inspector de policía con unos métodos un poco ortodoxos, pero con un tierno corazón, al que obligatoriamente le darán unas vacaciones forzadas, ya que acaba de pelearse con el hijo del jefe de policía. Dos días después recibe la llamada de un abogado desde Tokyo, informándole que Miko, la mujer de su vida, que había desaparecido hacía 20 años, había muerto. Y lo que le había dejado en el testamento, no era ni dinero, ni presentes, ni nada material; le había dejado a su propia hija, Yumi, una extravagante adolescente, adicta a ir de compras, y con doscientos millones de dólares en su cuenta.
Gérard Krawczyk
Director
Éric Serra
Compositor
Gérard Sterin
Fotógrafo
Luc Besson
Productor
Reparto principal

Jean Reno

Ryoko Hirosue

Michel Muller

Carole Bouquet

Yoshi Oida

Christian Sinniger
Como acaba Wasabi: El trato sucio de la mafia
Una mujer (que más tarde se revela como un travesti), que baila provocativamente para disfrute de otros clientes del club nocturno, es golpeada bruscamente en la cara por Hubert Florentini (Reno), un comisario de la policía francesa. Florentini la arrastra fuera del club esposada, agrediendo a otros clientes que se acercan demasiado para liberar a la mujer cautiva o intentan obstaculizar su salida. Desgraciadamente, entre estos clientes se encuentra el hijo del jefe.
Florentini es reprendido por los métodos violentos y poco ortodoxos que utiliza para lograr sus objetivos y es puesto de baja con sueldo en el cuerpo. A pesar de su éxito y de su aparentemente agradable estilo de vida, consistente en luchar contra el crimen, jugar al golf y ser objeto de las atenciones de una bella mujer (Bouquet), no ha podido olvidar a su único y verdadero amor, Miko, una espía japonesa que conoció 19 años antes. Al recibir la noticia de su muerte, el abogado de Miko, Ishibashi (Haruhiko Hirata), le convoca en Japón para la lectura de su testamento.
Ishibashi informa a Florentini de que ha heredado la tutela de Yumi (Hirosue), una ardiente, adorable y excéntrica adolescente japonesa/francesa sobre la que tiene la custodia hasta que alcance la edad adulta dentro de dos días (la edad adulta en Japón es de 20 años). Yumi, a quien se le hizo creer que era el resultado de la violación y posterior abandono de su madre, odia a su desconocido padre. Florentini se da cuenta de que Yumi es su hija, pero no se lo dice porque probablemente huiría de él.
Florentini descubre pruebas de que Miko fue víctima de un juego sucio. Descubre que Miko había robado una pequeña fortuna a la Yakuza, una fortuna que ahora está destinada a Yumi al llegar a la edad adulta. Florentini solicita la ayuda de Momo (Michel Muller), un antiguo colega de los servicios de inteligencia que vive en Tokio. Éste ayuda a Florentini a investigar la muerte de Miko y a proteger a Yumi de la Yakuza proporcionándole dos maletas metálicas con armas. Los Yakuza intentan atacar a Yumi en un salón recreativo, pero Florentini, que ha estado observando sus posiciones, los mata a todos.
Más tarde, Yumi descubre que Florentini es su padre al ser capturada por los Yakuza. Cuando se la llevan y se preparan para ejecutar a Florentini, éste utiliza pelotas de golf para dejar fuera de combate a sus posibles verdugos y tumbar al resto en un combate de melé. Con la ayuda de antiguos colegas de inteligencia, Florentini y Momo liberan a Yumi de sus secuestradores cuando éstos intentan retirar dinero de la cuenta bancaria de Yumi sustituyendo al personal y a los clientes del banco por sus propios hombres. Durante el intento de rescate se produce un tiroteo y todos los Yakuza son asesinados por Florentini en solitario sin que los buenos sufran ninguna baja.
Tras la prueba, Florentini toma un vuelo de regreso a Francia, habiendo prometido a Yumi que volvería en un mes. Pero justo antes de que el avión despegue, un grupo de agentes de aduanas entra en la cabina con dos conocidas maletas metálicas en la mano, preguntando por su dueño.