Jacobo, propietario de una fábrica de calcetines, vive su vida con rutina y aislamiento. Cuando su hermano, Herman, viene a visitarle con motivo de una boda, Jacobo recurre a su supervisora de la fábrica, Marta, para que le ayude. Jacobo le pide a Marta que se haga pasar por su mujer para impresionar y convencer a su hermano de que forma parte de un matrimonio sano y cariñoso. En los días que esperan la llegada de Herman, Jacobo y Marta redecoran y limpian el apartamento de Jacobo, se hacen fotos juntos para colocarlas en el apartamento y ponen una fachada de matrimonio feliz. La relación de Marta y Jacobo crece, pero está claro que ambos tienen muy poco en común. Hay una brecha incómoda entre los dos personajes, y parece que hay una barrera entre ellos.

Jacobo es consciente de que su hermano ha tenido más éxito desde que se mudó, mientras que él dedicó su tiempo a cuidar a su madre moribunda, en lugar de establecer el éxito de su propio negocio. Jacobo recibe a Herman en el aeropuerto y se intercambian los calcetines de sus respectivas fábricas. La visita de Herman es inicialmente tranquila e incómoda, ya que es evidente que los hermanos tienen poco en común. La relación entre los dos hermanos se siente incómoda y torpe porque actúan como si fueran dos extraños y no dos hermanos biológicos. Poco antes de regresar a casa, Herman les pide a Jacobo y Marta que lo acompañen a una visita a un balneario de Piriápolis donde él y Jacobo pasaron un tiempo de niños con sus padres. Marta está dispuesta a ir y Jacobo acepta a regañadientes. Durante la visita a Piriápolis, Marta y Herman se acercan y pueden llegar a sentir algo por el otro. Hay sospechas de una relación secreta, de la que Jacobo se da cuenta. Además, Jacobo insinúa la posibilidad de tener sentimientos más profundos por Marta. Sin embargo, la personalidad extrovertida y carismática de Herman parece influir en Marta, reduciendo cualquier posibilidad que Jacobo tenga con ella. Durante todo el viaje, Jacobo permanece frío y sin emociones hacia los otros personajes y parece ansioso por que el viaje termine.

Herman le da a Jacobo un montón de dinero justo antes de que regrese a casa como recompensa por el tiempo que ha pasado cuidando de su madre. Jacobo primero se niega a aceptar el dinero, pero después de escuchar a Herman interpretar una canción de amor a Marta que se ve escuchando antes en un Karaoke donde los tres cenan, lo acepta. Jacobo está aún más resentido con su hermano por haber entablado una relación con Marta. Herman está casado y tiene hijos mientras que Jacobo está solo pero Herman también tiene ahora a Marta en su vida. Jacobo se siente resentido y celoso de su hermano Herman. Esta es otra derrota para Jacobo. Más tarde, esa misma noche, Jacobo va solo a un casino y apuesta todo el dinero al Black 24 en una partida de ruleta y, para su sorpresa, gana. Se queda con una parte del dinero pero envuelve la mayor parte como regalo para Marta. Al despedirse de Herman, Marta le pone una nota en la mano y le dice que la lea en el avión. Cuando regresan a casa, Jacobo llama a un taxi para Marta y le da el dinero, que se ve por última vez en la parte trasera del taxi. De forma rutinaria, Marta dice "hasta mañana", pero no se presenta a trabajar a la mañana siguiente. Jacobo sigue la misma rutina de siempre, continuando con su aburrida vida sin Marta.