En 1984, Rick Wershe es un padre soltero con dificultades que vive en Detroit durante el apogeo de la epidemia de crack y la guerra contra las drogas. Su hija insatisfecha, Dawn, abandona su hogar, dejando a Rick solo con su hijo, Ricky. Rick fabrica piezas de armas y las vende ilegalmente para llegar a fin de mes, e involucra a su hijo en la venta de un par de rifles Kalashnikov egipcios con silenciador con el gángster local Johnny Curry. Ricky se hace buen amigo del hermano de Johnny, Boo, lo que le hace ganarse el favor de Johnny y su banda. Las noticias de la actividad de Rick atraen la atención del FBI y es interrogado por dos agentes, Alex Snyder y Frank Byrd, que ven a Ricky como un activo potencial debido a sus conexiones con el submundo criminal. Convencen a Ricky para que se convierta en un informante encubierto a espaldas de Rick a cambio de dinero e inmunidad para su padre. Le piden a Ricky que venda drogas para mantener las apariencias, quedando cautivado por su nuevo y extravagante estilo de vida, y finalmente gana suficiente credibilidad como proveedor "legítimo" de drogas. Rick sospecha de su hijo y se enfrenta a Ricky cuando encuentra miles de dólares en efectivo ilícito debajo de su cama, lo que provoca una ruptura entre ellos. Mientras Ricky se encuentra con Dawn en una cafetería una noche, le roban el coche a su abuelo y los dos disparan al coche que huye. Son arrestados, pero los responsables de Ricky los sacan bajo fianza, lo que despierta las sospechas de Johnny.

En una fiesta posterior a un combate de boxeo en Las Vegas, Johnny golpea al amigo de su rival, Black Ed, hasta casi matarlo con una botella de champán. Después, ordena un tiroteo en la casa de su rival, Leon Lucas, matando a uno de sus jóvenes sobrinos. Ricky se entera de que las armas utilizadas eran los mismos AK que había vendido a Johnny. Devastado por su implicación en el asesinato de un niño, mantiene un perfil bajo y arregla su relación con su padre. Johnny sospecha que Ricky es un informante y envía a Nug a su casa, quien le dispara en el estómago. Mientras está en el hospital, Snyder informa a Ricky de que tienen suficientes pruebas para asaltar todos los pisos francos de Johnny, y le pide que se olvide del tiroteo a cambio de retirar todos los cargos contra su padre.

Un año después, en 1986, el hermano de Brenda Moore le dice a Ricky que Brenda tuvo una hija llamada Keisha y que Ricky es el padre. Rick y Ricky se acercan a ver a la niña, que se gana el cariño de ambos. Más tarde, encuentran a Dawn en un antro de drogas y la llevan a la fuerza a su casa para desintoxicarse. Finalmente, se recupera por completo después de varios días.

En 1987, Ricky vuelve a vender crack y asume el papel que dejó Johnny, llegando incluso a tener relaciones sexuales con su mujer, Cathy. Rick descubre que ha ganado dinero más que suficiente para hacer realidad el sueño de su padre de abrir un videoclub. Los agentes del FBI arrestan a Ricky y lo detienen por posesión de drogas con intención de distribución, lo que podría suponerle una posible cadena perpetua. Los antiguos responsables de Ricky niegan su relación con él, pero le prometen que intentarán reducir su condena si coopera en una última redada. Ricky hace que Cathy le ayude con un gran cargamento de drogas, el FBI hace una redada y detiene a todos los implicados. Ricky es declarado culpable y es condenado a cadena perpetua. Rick se enfrenta a los dos agentes sobre su trato, pero éstos fingen ignorancia.

Al cabo de un año, Dawn, Rick y Keisha visitan a Ricky en la cárcel. Rick intenta dar esperanzas a su hijo pero Ricky se lamenta de que su vida haya terminado. Rick llora y se disculpa por no haber podido darle una vida fácil como él quería. Los créditos revelan que Ricky estuvo encarcelado durante más de 30 años, ostentando el récord de la condena más larga para un delincuente no violento en el estado de Michigan. Finalmente salió en libertad condicional en 2017. Su padre murió en 2014. Su hija, Keisha, está ahora felizmente casada y tiene dos hijos. De fondo suena una grabación de voz del verdadero Ricky Wershe Jr. en la que dice que nadie pensó que realmente debía estar en prisión, pero que se sentía feliz y esperanzado.