A finales del siglo XVIII, Don Diego de Zama es magistrado en un remoto puesto de la Argentina. Su mujer y sus hijos están lejos y él anhela que le asignen un puesto en Lerma, un cambio que cree inminente.

El pueblo está plagado de rumores sobre las hazañas de Vicuña Porto, un hombre que roba y viola a su antojo y al que otros siempre dicen haber conocido y derrotado. Desinteresado por las habladurías, Zama dedica su tiempo a intentar seducir a la rica y casada noble española Luciana Piñares de Luenga, que lo rechaza. En el trabajo, entra en conflicto con un magistrado auxiliar, Ventura Prieto, cuando éste se opone a la esclavización de los indígenas. El conflicto se agrava al descubrir que Prieto ha tenido más éxito con Luciana que él. Después de que ambos lleguen a las manos, el gobernador deporta al funcionario de menor rango a Lerma.

Zama se entera de que el gobernador, que había prometido recomendar su traslado, es trasladado él mismo por orden del rey de España. Descorazonado por no haber sido trasladado, Zama choca con el nuevo gobernador cuando éste se entera de que uno de los empleados, al que Zama preferiría proteger, está escribiendo un libro mientras trabaja. El Gobernador ordena a Zama que lea el libro y emita un informe completo. A regañadientes, Zama acepta. Tras redactar un informe condenatorio, el Gobernador accede a escribir una primera carta de recomendación, revelando que el rey siempre ignora las primeras peticiones y que una segunda tardará varios años más en llegar al rey.

Derrotado, Zama acepta unirse a una partida de hombres que buscan dar caza y muerte a Vicuña Porto. En medio de la noche, Zama se despierta y descubre que le han robado los caballos y mantiene una conversación con uno de los hombres de su grupo, que se ofrece como Vicuña Porto.

Más tarde, los hombres son capturados por una tribu indígena, que finalmente los libera. Los supervivientes se acercan a casa, pero el capitán le dice a Zama que no pueden volver sin la Vicuña Porto, lo que hace que Zama revele la identidad de la Vicuña Porto. Sin embargo, Porto conserva la lealtad del resto del grupo y sus hombres atan a Zama y al capitán. Los hombres matan al capitán y dejan vivir a Zama, ya que creen que tiene información sobre joyas ocultas que les harán ricos. Cuando Zama les dice que no existen tales riquezas, le cortan las manos. Zama consigue sobrevivir, pero su futuro es incierto, ya que se despierta sin manos en una balsa, tras ser rescatado por un indígena y un niño.