"La casa del dragón", la serie de HBO, está basada en la novela de R.R. Martin "Fuego y sangre". La historia tiene lugar aproximadamente 172 años antes de la muerte del rey loco, Aerys, y del nacimiento de su hija, que acabó siendo conocida como la madre de los dragones, la princesa Daenerys Targaryen. Así que, una vez más, iniciemos la saga épica originada en las tierras de Poniente y seamos testigos de una historia de hombres hambrientos de poder que creían merecer gobernar el mundo y de unas mujeres oprimidas que estaban dispuestas a romper los grilletes y resurgir de sus propias cenizas.

El rey Viserys Targaryen desea un heredero varón

El rey Jaehaerys estaba envejeciendo, y necesitaba desesperadamente un heredero al trono de hierro. El imperio Targaryen estaba en su apogeo, y Jaehaerys sabía que si no se decidía por el heredero antes de su muerte, se produciría un caos generalizado en todo el imperio, y finalmente alguien se aprovecharía de ello. Sus hijos habían encontrado sus fatídicos finales, por lo que se presentaron 14 reclamaciones de sucesión desde todo el reino, de las cuales se consideraron dos. La princesa Rhaenys Targaryen y su primo menor, el príncipe Viserys Targaryen, estaban en la competencia. Era obvio que la configuración patriarcal no permitiría que una mujer se sentara en el trono de hierro. Así que el Príncipe Viserys Targaryen fue elegido por unanimidad por los Lores como sucesor del Rey Jaehaerys. El objetivo principal de este gran consejo era poner en orden los asuntos del reino, mantener la paz, elegir al heredero de forma lícita y justificada, y además no dejar que la falta de consenso arruinara la influencia que la Casa Targaryen había creado para ella a lo largo de los años. Pero la decisión del consejo sembró una semilla de venganza en el interior de la princesa Rhaenys Targaryen, que la alimentó a lo largo de los años, se mantuvo en silencio y esperó el momento adecuado para dar un golpe.

Saltamos directamente al noveno año del reinado del Rey Viserys I Targaryen, donde vemos a su esposa Aemma, embarazada de su bebé. Aemma tuvo complicaciones en sus anteriores embarazos, y esta vez también se le estaba haciendo un poco difícil soportar el dolor. El Rey Viserys tenía una hija llamada Princesa Rhaenyra Targaryen, y deseaba desesperadamente un hijo, ya que nunca consideró a su primogénita como un heredero digno. No fue su culpa. La sociedad le hizo creer que era casi sedicioso pensar que una mujer pudiera gobernar su imperio. El rey Viserys Targaryen tuvo la intuición de que esta vez sería un hijo.

Una vez más, hubo complicaciones, y el rey Viserys tuvo que tomar una decisión. O el niño o la madre podían salvarse. Viserys Targaryen sabía que su reino necesitaba un heredero. Amaba a su esposa, pero el sentido del deber prevaleció, y una vez más la codicia por el poder superó el amor y el afecto. Aemma no pudo sobrevivir y murió mientras daba a luz. En realidad, Viserys Targaryen tenía razón en una cosa: era efectivamente un niño. Pero el heredero al trono no vivió mucho, y murió en menos de un día. Viserys Targaryen se sintió miserable. Había perdido a su esposa y ahora también a su hijo. Se dio cuenta de que había sacrificado a su esposa por nada. Una vez más, las preguntas se cernían sobre la "Casa de los Dragones", y los Señores tenían que encontrar las respuestas antes de que fuera demasiado tarde.

Daemon o la Princesa Rhaenyra

En medio de todos estos acontecimientos, la Princesa Rhaenyra Targaryen se sintió profundamente herida, ya que ni siquiera una vez su padre la consideró para la sucesión. Ninguna mujer se había sentado nunca en el Trono de Hierro, y los señores creían que no podían ignorar las tradiciones y costumbres que habían estado vigentes durante más de 100 años. Pero entonces la siguiente opción, y la más poderosa reclamación al Trono de Hierro, era la de Daemon Targaryen, hermano del rey Viserys Targaryen.

Daemon tenía una reputación dudosa, y la gente temía su comportamiento impulsivo, errático y poco razonable. Fue nombrado comandante de la Guardia de la Ciudad, pero en cuanto se puso la capa dorada, se tomó la ley y el orden por su cuenta. El rey lo quería, tenía debilidad por él y a menudo lo defendía durante las reuniones, pero sabía que, si no se lo controlaba, su hermano podía causar estragos en el orden establecido. Daemon escuchó una de esas reuniones y conoció el estado exacto de las cosas. La mano del rey, Otto Hightower, le tenía una gran aversión. Estaba dispuesto a considerar el reclamo de la princesa Rhaenyra Targaryen si se trataba de evitar que Daemon fuera el heredero.

En medio de todo este caos, Viserys Targaryen estaba constantemente herido por estar sentado en el Trono de Hierro. La herida no se curaba y el Gran Maestre le había aconsejado que tal vez tuviera que someterse a un procedimiento médico llamado cauterización. Lord Corlys Velaryon trató sutilmente de decirle al Rey que había otros herederos plausibles también, como su propia esposa, la princesa Rhaenys Targaryen, pero la sugerencia fue inmediatamente rechazada por los otros señores.

El rey seguía llorando la pérdida de su esposa y de su hijo, y no estaba de humor para escuchar los mezquinos argumentos esgrimidos por todos aquellos que en realidad sólo miraban por sí mismos y trataban de crear una situación en la que estuvieran en ventaja.

Episodio 1 Temporada 1 de "La Casa del Dragón": Explicación del final

¿Quién se convirtió finalmente en el heredero del trono de hierro y por qué?

La mano del rey, Otto Hightower, sabía que necesitaba tener una ventaja. Sabía que no podía dejar que otra persona influyera en el Rey como él lo hacía. Las venganzas políticas y el deseo de poder lo superaban todo en Poniente. Otto le dice a su hija Alicent Hightower que se reuna con el rey y le ofrezca consuelo. Alicent era una chica joven, pero no ingenua. Era MUY AMIGA de la princesa Rhaenyra Targaryen, y el rey era como un padre para ella. Pero no le quedó más remedio. Estaba petrificada. Sabía que no estaba en condiciones de ejercer su libre albedrío. Otto le dijo que se pusiera el vestido de su difunta madre antes de ir. Alicent acabó visitando a Viserys y, en contra de la percepción general, tenían cosas en común. Alicent sabía lo que era la pérdida. Ella le dice al Rey Viserys que se sintió igual, cuando perdió a su madre, que sabía lo que él sentía después de perder a su esposa y a su recién nacido.

Daemon tenía mucho afecto por su sobrina Rhaenyra Targaryen. Cuando llegó a Desembarco del Rey, le llevó un collar de acero valyrio para ella. Pero hubo una evidente ruptura entre ellos al final del episodio 1 de "La Casa de los Dragones". Daemon celebró la muerte del hijo del Rey y lo llamó heredero por un día, según informó Otto. Rhaenyra Targaryen quería a su tío, pero sabía que era demasiado radical. Daemon fue llamado a reunirse con su hermano, el rey Viserys Targaryen. Daemon le dijo que quería ayudar a su hermano; quería ser su mano. No le gustaba que lo enviaran constantemente lejos de Desembarco del Rey.

Un enfurecido Daemon le reclama al Rey y le dice que habían pasado 10 años y ni una sola vez le habían ofrecido el puesto que él quería. Daemon también vio las intenciones de Otto Hightower. Sabía exactamente lo que quería hacer. Pero el rey le tenía cariño. No estaba dispuesto a escuchar nada en contra de su leal mano. Le dijo a Daemon que regresara a Runestone inmediatamente con su esposa. El rey había tomado una decisión. Ya era hora de que le diera la debida confianza a su hija mayor. Se dio cuenta de que todo este tiempo había estado deseando tener un hijo, pero había una contendiente capaz a la vuelta de la esquina. La princesa Rhaenyra Targaryen no era como su madre. Ella no creía que el único deber de una mujer era dar a luz a un hijo.

El rey Viserys se reunió con la princesa Rhaenyra Targaryen y le contó lo que se espera de ella una vez que sea nombrada heredera del trono de hierro. Le habla de Aegon I, Targaryen, el primer gobernante de la dinastía Targaryen. Viserys dice que tuvo un sueño en el que vio el fin de la humanidad. Aegon vio que había un horrible invierno que surgía del extremo norte del imperio. No sabía qué era exactamente, pero sabía que si querían tener alguna posibilidad, todo Poniente debía unir sus fuerzas y enfrentarse a él, con un rey o una reina Targaryen al frente. El sueño fue bautizado por Aegon como "Canción de Hielo y Fuego". Desde el régimen de Aegon era tradición pasar el secreto de un rey a un heredero, y Viserys pasó el testigo a Rhaenyra Targaryen.

Por un lado, la princesa Rhaenyra Targaryen juró como heredera al trono de hierro, y por otro lado, Daemon Targaryen abandonó Desembarco del Rey, tal y como le ordenó su rey.

Será interesante ver cómo se desarrolla su relación a lo largo de la serie. En los próximos episodios se verá si el afecto de Daemon se interpone en sus aspiraciones políticas. Su ego está herido y existe la posibilidad de que conspire contra su propio hermano. Según Daemon, sólo esperaba un tipo de puesto que creía merecer. Conocía bien a su hermano, y tenía la creencia de que si había alguien que pudiera salvarlo de su propia ira e incompetencia, era él. Pero el Rey Viserys estaba demasiado influenciado por lo que decía Otto Hightower. Tal vez malinterpretó todo el asunto y Daemon nunca quiso burlarse de la muerte de su hijo recién nacido. Vemos que Daemon sí intenta argumentar, pero luego desiste, tal vez porque sabe que el rey ya había tomado una decisión.

Se decía que una mujer nunca podría heredar el trono, y aquí había una joven feroz que se levantaba y desafiaba las antiguas costumbres y tradiciones. La princesa Rhaenyra Targaryen sabía que un día podría gobernar todo Poniente. Era una sensación diferente. Por primera vez en su vida se sintió realmente poderosa. Tuvo una especie de conversación con su padre, que él nunca había tenido con ella. Rhaenyra siempre quiso estar en primera línea. Una vez le dijo a su madre que quería ser una participante real y no sólo una espectadora. Sus ojos brillantes decían mil palabras. Sólo el tiempo dirá si está preparada para el desafío y, lo que es más importante, si está preparada para sumergir sus pies en el sucio pero inevitable pantano de la política de palacio.