Las de la última fila pone patas arriba la fórmula habitual de los viajes de chicas al no ser una comedia, y además oscurecer la premisa con la amenaza inminente de la calamidad. Y es que las vacaciones anuales de una semana de Carol, Olga, Alma, Sara y Leo -cinco amigas en la treintena que han sido mejores amigas desde el sexto grado- son quizás las últimas, ya que a una de ellas le han diagnosticado cáncer.

La serie hace un misterio sobre quién está enferma. Las chicas han hecho un pacto para no hablar de ello -aunque al afeitarse la cabeza por solidaridad, el tema sale a relucir todo el tiempo- y no descubrimos quién se está muriendo hasta el último episodio. Mientras tanto, dado lo que está en juego, todas las mujeres han acordado que sus últimas vacaciones tendrán un aire de lista de deseos, y todas han sugerido anónimamente un "deseo" que todas han acordado llevar a cabo; cosas que normalmente estarían demasiado asustadas o avergonzadas para hacer.

El final de Las de la última fila explicado

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La primera de ellas es tener una experiencia lésbica, que es todo un comienzo. La segunda es drogarse, lo que es relativamente fácil. Pero el tercero es cometer un crimen, y el cuarto y el quinto son los más desafiantes de todos: resolver asuntos pendientes y decir la verdad.

Por supuesto, algunos de estos escenarios están diseñados para promover momentos divertidos, pero algunos también están claramente diseñados para desenterrar emociones y dinámicas largamente dormidas, que es lo que da a Las chicas del fondo su conmoción.

Cuando finalmente nos enteramos de que es Leo quien tiene cáncer, también hemos aprendido por el camino que en sus experiencias de este viaje, todas las mujeres se han estado preparando para un viaje de otro tipo, ya que el paso a la quimioterapia supondrá nuevos retos para todas ellas. Al tratar de resolver sus asuntos pendientes, encuentran un cierre con una vieja amiga, Palo, que se había distanciado del resto del grupo, mientras que los sentimientos de Alma y Sara entre sí pueden salir a la luz. Sin embargo, ninguna de estas subtramas tiene un final estrictamente feliz, pero así es la vida, y el sesgo poco idealista de la serie la mantiene con los pies en la tierra.

Y es esa base la que hace que no todo se resuelva a tiempo para el final. Y tampoco debería ser así. Las de la última fila presenta unas relaciones honestas cargadas de sentimientos reprimidos, culpa, confusión, amor, pasión y autodescubrimiento; demasiado como para desempacar adecuadamente en un solo viaje. El adagio de que el viaje es más importante que el destino es más cierto aquí que de costumbre, ya que realmente no hay destino; el viaje es todo lo que tenemos.