La comedia semiautobiográfica de Netflix, Mo, trata, en un sentido amplio, de cómo el interminable limbo de la experiencia del inmigrante crea un ciclo de problemas y contradicciones evitables. Pero también trata del tira y afloja de las culturas, de cómo las tradiciones luchan contra la modernidad y de cómo las expectativas se convierten en prisiones que nosotros mismos creamos. Todos estos aspectos confluyen a lo largo de la historia de Mo, y suponen un obligado cliff-hanger de Netflix que sugiere que hay mucho más de la historia por contar.

Como acaba la primera temporada de Mo

Mo Najjar y su familia llevan 22 años en Houston tras huir primero de Palestina y luego de Kuwait. Y aún así, gracias sobre todo a la ineptitud del abogado de la familia, al que siguen recurriendo por lealtad, no han recibido la ciudadanía. Esto significa que Mo no tiene más remedio que trabajar en empleos sin futuro en cualquier lugar que se arriesgue a contratarle, pero naturalmente, cuando el ICE le llama, es el primero en ser despedido. Esto le empuja a iniciar un negocio paralelo y a desarrollar una adicción a la droga, lo que le mete en más problemas.

Un componente esencial del personaje de Mo es la pérdida de su padre y su creencia de que debe mantener a su familia en ausencia del patriarca. Esta desesperación le lleva a veces a tomar malas decisiones. Oculta ciertas cosas -como un tatuaje en honor a su padre- y retrasa u ofusca inútilmente otras, como intentar convencer a su madre de que su novia cristiana mexicana, María, podría convertirse algún día al Islam. Es la desesperación de sus circunstancias y su sentimiento de culpa personal lo que lleva a Mo a su adicción a la droga, a sus esfuerzos por encontrar a otra persona que se encargue de la solicitud de ciudadanía de su familia y a su búsqueda de trabajos a veces dudosos.

Después de tener que empezar de cero en su llamamiento a la ciudadanía, la madre y el hermano de Mo deciden poner en marcha un negocio de venta de aceite de oliva casero tradicional. Para ayudar a ello, Mo se ofrece a recuperar unos olivos robados para su patrón a cambio de permitir a su madre prensar su aceite en su granja. Mo y su amigo de la infancia, Nick, siguen los rastreadores que estaban atados a los árboles y se encuentran en un camión con destino a México. Después de pasar toda la temporada intentando no ser deportado, Mo se deporta a sí mismo accidentalmente.

Debido a su falta de ciudadanía, Mo no puede volver a entrar legalmente en los Estados Unidos, por lo que se ve obligado a trabajar con unos coyotes para volver a cruzar la frontera. Pero una tragedia relacionada con el túnel que deben utilizar pone a Mo en apuros con los coyotes, que creen que está implicado en el sabotaje, y la temporada termina justo ahí, sin que se resuelva nada.